A ella le decían linda. Entre otras cosas.
Le dijeron hermosa un par de veces pero una más memorable, la primera vez, fue un sureño de ojos oscuros y mirada apacible, y fue lo primero que le dijo y así la cautivó.
Tal vez el primer amor, algo inconcreto, pero algo de amor había, en cierta forma, en aquella forma. Una manera de quererse sin besos, de miradas y palabras cerca de la playa, de encontrarse de casualidad en aquella peatonal cuando estaba por esconderse el sol.
Y ella lo quiso porque lloró por él, y por ella, y por la lejanía y por esos besos que jamás se dieron, un año entero, cada noche le lloró.
Hasta princesa le dijeron. Su padre se lo decía, que ella tenía la gracia de una princesa, todavía se pregunta qué significa eso. Y un estúpido se lo dijo también, uno de tantos que conocía a la distancia, uno de los cuales se enamoró por solo imaginarlo.
Es que ella tenía esa facilidad, de inventar cosas en su mente y en su corazón y de enamorarse de las ideas, de los sueños que se le hilaban con palabras y ruidos y voces.
Se le solía escuchar decir algunas veces “¿de qué me sirve lo de linda?”.
La verdad es que todavía de nada le sirvió.
Y lo de princesa, hasta hoy, mejor ni decir lo que piensa, solo por respeto al padre.
Princesas eran las de los cuentos, las que jamás existieron. Las que tenían temores y ahí estaba siempre, en el momento justo, previo al llanto, al peligro, aquel hombre. Princesas eran las que eran amadas por ese hombre, o dos normalmente: el bueno, y el malo, que de hecho el que la amaba siempre era el bueno, no como la vida real.
La vida real viene con el hombre bueno, que si es realmente bueno te deja pasar y se deja pasar la vida sin darse cuenta que te quiere, o si es bueno, una no lo quiere porque no es como el príncipe.
El hombre malo es el que nos envuelve y nos deja, así sin más, sin explicar nada, que se va en busca de algo más preciado que una, por el poder u otras mujeres.
Tal vez haya tenido ella un príncipe alguna vez, que duró setecientos días aquel amor. Ese amor tan infantil por un lado, tan apasionado por otro. Entonces tal vez fue ahí que ella fue princesa, porque él estaba y sino estaba, eso él quería, estar con ella mañana, tarde y noche. Cada día.
Las princesas que existieron, no como los cuentos, eran las que lloraron más de lo que rieron, las que fueron engañadas y engañaron también. Las que tuvieron hijos por la descendencia, las que en realidad amaban al hombre menos nombrado en la cena, más llamado en sus mentes, las que lucían hermosas por fuera todos los días y muy pocas personas conocieron sus penas más íntimas.
A esta mujer de veinte y un par de años lo de linda no es de servirle, ni convencerle. A ella no le sirve, no lo cree, y aunque lo creyera de todos modos, lo que ella quiere es lo que tiene una princesa de cuentos. Las princesas que son lindas y no solo eso, son buenas e inteligentes, tienen suerte y fortuna y vencen enemigos, y brujas y tienen príncipe e hijos, que serán luego principitos.
Lo lindo por fuera siempre se irá. Queda sólo el brillo de los ojos de una vida feliz y los recuerdos que inundan el alma de alegría y satisfacción.
El ser amada de por vida y sin recetas, eso sí te hace ser linda y princesa.
Sur
Es este relincho del viento del sur que un ayer te acercaba a mí.
Y yo te necesitaba, sin creerlo, sin pensarlo, te anhelaba inmerso en mi vida.
No estabas más en mis noches oscuras, en este cambio de temperatura en el trinar de mi casa.
Y yo te quería ahí.
Me podrías acompañar ese silencio nocturno de fiesta de grillos, como anoche.
Anoche podrías haberme abrazado.
Y es cuando este soplo de viento cesa, que me deja atenta.
El sol se va escondiendo, ya no se ve desde el patio trasero y se hace respetar el mar,
ya un poco más lejano.
Y es en ese instante en el que dejo de pensar en nada para pensar en todo, en ti, que se siente frío este aire, este relincho de viento del sur, porque caigo en la cuenta que todavía te espero.
Y yo te necesitaba, sin creerlo, sin pensarlo, te anhelaba inmerso en mi vida.
No estabas más en mis noches oscuras, en este cambio de temperatura en el trinar de mi casa.
Y yo te quería ahí.
Me podrías acompañar ese silencio nocturno de fiesta de grillos, como anoche.
Anoche podrías haberme abrazado.
Y es cuando este soplo de viento cesa, que me deja atenta.
El sol se va escondiendo, ya no se ve desde el patio trasero y se hace respetar el mar,
ya un poco más lejano.
Y es en ese instante en el que dejo de pensar en nada para pensar en todo, en ti, que se siente frío este aire, este relincho de viento del sur, porque caigo en la cuenta que todavía te espero.
Der Grundstein legen
Süsse Erinnerung deinen Augen.
Dulce recuerdo de tus ojos,
Puede incluso hoy honrar mi mente
A cualquier hora, en cualquier segundo inoportuno,
Dejándome un tanto confundida
Entre un presente irremediable y un pasado hipócrita.
Schmerzhafte Ton deiner Stimme.
Doloroso tono de tu voz,
Me engalanas el aire tan vacío,
Mientras mi sentido del oído
Intenta gritarte que te mantengas lejano,
Bajito y que te quedes al fin en el olvido,
Por tu bien y por el mío.
Meine Küssen ohne Rezept , ohne Eigentümer.
Mis besos sin receta, sin dueño,
Te buscan encaprichados tras cada tropiezo,
Como esa noche, anoche, prudente encuentro
Donde me viste sin entender lo que decían mis ojos
Talando y reconstruyendo sueños.
Dulce recuerdo de tus ojos,
Puede incluso hoy honrar mi mente
A cualquier hora, en cualquier segundo inoportuno,
Dejándome un tanto confundida
Entre un presente irremediable y un pasado hipócrita.
Schmerzhafte Ton deiner Stimme.
Doloroso tono de tu voz,
Me engalanas el aire tan vacío,
Mientras mi sentido del oído
Intenta gritarte que te mantengas lejano,
Bajito y que te quedes al fin en el olvido,
Por tu bien y por el mío.
Meine Küssen ohne Rezept , ohne Eigentümer.
Mis besos sin receta, sin dueño,
Te buscan encaprichados tras cada tropiezo,
Como esa noche, anoche, prudente encuentro
Donde me viste sin entender lo que decían mis ojos
Talando y reconstruyendo sueños.
Otra vez
La cuestión es poder situar este asunto, tal vez alborotado,
o situarme en la situación o hacer que te prepares.
Si esto es un problema habrá tenido un comienzo
Y probablemente tenga un final.
El comienzo lo habré hecho yo sola, o me habrás ayudado vos,
vos o tu voz, o tu imagen, o tu risa.
Seguro que fue tu risa.
Si lo hice yo sola, entonces también fue tu risa.
Y si vos me ayudaste a crear este lio, entonces ¿qué habrá sido?
Mis silencios te habrán gustado, o mis palabras o mi atención.
Seguro que fue mi atención.
Si es un problema y tiene un final, ¿cuándo será?
Dejará de ser problema cuando caigas en mi y yo en vos.
O bien cuando yo despierte y no seas vos.
Asi sería mas fácil, vos por tu lado y yo por el mio,
como si nunca hubiesemos hablado, como si nada de nada nos hubiese entretenido.
Y me queda esta angustia de solo pensarlo.
No quiero ser nada para vos, quiero ser algo, hoy y siempre, solo algo, por lo menos algo.
¿Vos qué pensás? Una idea de estas ¿habrá pasado por tu cabeza siempre tan concentrada en otras cosas?
Yo pienso otras cosas, muchas otras de toda mi vida, de mi ayer y de mi hoy, algo de mañana también, pero sobre todo de ayer.
Y puedo pensar en vos, porque me es natural.
Hacer algo y preguntarme que estarás haciendo vos. Sé que a vos te cuesta o realmente no te interesa.
Y a decir verdad, no creo que te quiera. ¿Qué es quererte?
A mi manera es mucho de lo que hago estando tan lejos, siendo tan lejana casi inexistente.
Y no sos vos la razón de lo que puedo hacer prestandote atención, sino más bien mis ganas de que alguien reconozca que puedo.
Que puedo hacer muchas cosas al mismo tiempo, que puedo dedicarme a otro una vez más, y que puedo hacerte sonreir. Que puedo volver a querer.
Es este afán de volver a tener lo que una vez tuve que me enrrieda así.
Y sigo diciendo que la culpa no fue solo mía, que ahí también estabas vos.
Estaban tus mensajes, tus llamadas y tus llamadas siempre estaban.
Siendo sincera, soy un lindo enriedo de mujer, ¿vos qué sos? Sos lo que yo creí, ahora ya no sé. Ahora creo que no.
¿Es mi culpa por creerte o es tu culpa por mentirme?.
Y no te quiero. Solo quise poder quererte. Para mi es tan fácil querer.
Es puro amor que tengo dentro para darlo todo a quien se me cruce en el camino, así vivo, así soy yo.
Llevo tanto tiempo viendo si puedo dar pasitos bien seguros en terreno tan arenoso, tan movedizo.
Es que como describí que era, realmente soy.
¿Cómo podés vos haber actuado? ¿Como pueden actuar sin tener algo que duele dentro? Que golpea despacito el pecho sabiendo que lo que dicen es una mentira, hasta que realmente duele y uno siente que se le sale del cuerpo y es abrasador.
Yo lo sentí una vez, fue una mentira, y nunca más vuelvo a mentir, ni jugar.
¿Te divertiste vos jugando conmigo? Haciendo chistecitos y yo estupida diciéndote „No me digas eso“.
Supongo que así tenía que ser una vez más.
Yo con todo esto en la mente, y vos tan tranquilo. Seguí tranquilo.
o situarme en la situación o hacer que te prepares.
Si esto es un problema habrá tenido un comienzo
Y probablemente tenga un final.
El comienzo lo habré hecho yo sola, o me habrás ayudado vos,
vos o tu voz, o tu imagen, o tu risa.
Seguro que fue tu risa.
Si lo hice yo sola, entonces también fue tu risa.
Y si vos me ayudaste a crear este lio, entonces ¿qué habrá sido?
Mis silencios te habrán gustado, o mis palabras o mi atención.
Seguro que fue mi atención.
Si es un problema y tiene un final, ¿cuándo será?
Dejará de ser problema cuando caigas en mi y yo en vos.
O bien cuando yo despierte y no seas vos.
Asi sería mas fácil, vos por tu lado y yo por el mio,
como si nunca hubiesemos hablado, como si nada de nada nos hubiese entretenido.
Y me queda esta angustia de solo pensarlo.
No quiero ser nada para vos, quiero ser algo, hoy y siempre, solo algo, por lo menos algo.
¿Vos qué pensás? Una idea de estas ¿habrá pasado por tu cabeza siempre tan concentrada en otras cosas?
Yo pienso otras cosas, muchas otras de toda mi vida, de mi ayer y de mi hoy, algo de mañana también, pero sobre todo de ayer.
Y puedo pensar en vos, porque me es natural.
Hacer algo y preguntarme que estarás haciendo vos. Sé que a vos te cuesta o realmente no te interesa.
Y a decir verdad, no creo que te quiera. ¿Qué es quererte?
A mi manera es mucho de lo que hago estando tan lejos, siendo tan lejana casi inexistente.
Y no sos vos la razón de lo que puedo hacer prestandote atención, sino más bien mis ganas de que alguien reconozca que puedo.
Que puedo hacer muchas cosas al mismo tiempo, que puedo dedicarme a otro una vez más, y que puedo hacerte sonreir. Que puedo volver a querer.
Es este afán de volver a tener lo que una vez tuve que me enrrieda así.
Y sigo diciendo que la culpa no fue solo mía, que ahí también estabas vos.
Estaban tus mensajes, tus llamadas y tus llamadas siempre estaban.
Siendo sincera, soy un lindo enriedo de mujer, ¿vos qué sos? Sos lo que yo creí, ahora ya no sé. Ahora creo que no.
¿Es mi culpa por creerte o es tu culpa por mentirme?.
Y no te quiero. Solo quise poder quererte. Para mi es tan fácil querer.
Es puro amor que tengo dentro para darlo todo a quien se me cruce en el camino, así vivo, así soy yo.
Llevo tanto tiempo viendo si puedo dar pasitos bien seguros en terreno tan arenoso, tan movedizo.
Es que como describí que era, realmente soy.
¿Cómo podés vos haber actuado? ¿Como pueden actuar sin tener algo que duele dentro? Que golpea despacito el pecho sabiendo que lo que dicen es una mentira, hasta que realmente duele y uno siente que se le sale del cuerpo y es abrasador.
Yo lo sentí una vez, fue una mentira, y nunca más vuelvo a mentir, ni jugar.
¿Te divertiste vos jugando conmigo? Haciendo chistecitos y yo estupida diciéndote „No me digas eso“.
Supongo que así tenía que ser una vez más.
Yo con todo esto en la mente, y vos tan tranquilo. Seguí tranquilo.
Y así sigue siendo, nadie lo detiene a este juego.
Yo porque temo y tu porque ríes.
Y es que así somos, yo sedienta de dulzura,
tu sediento de aventura.
Y cuanto más soles caigan, en tus sierras y en mi playa,
más costará separar los turnos, repartir las fichas,
maldtas fichas medio perdidas.
Y es esta forma de tratarnos, de querernos, de enlazarnos,
donde yo te ruego, donde tu me mientes,
en la que dejo la poesía porque ya hiere
y tu hablas más bajo, perfecto...
Sin palabra alguna todavía te siento.
Yo porque temo y tu porque ríes.
Y es que así somos, yo sedienta de dulzura,
tu sediento de aventura.
Y cuanto más soles caigan, en tus sierras y en mi playa,
más costará separar los turnos, repartir las fichas,
maldtas fichas medio perdidas.
Y es esta forma de tratarnos, de querernos, de enlazarnos,
donde yo te ruego, donde tu me mientes,
en la que dejo la poesía porque ya hiere
y tu hablas más bajo, perfecto...
Sin palabra alguna todavía te siento.
Solo mío
Me alerta cada sonido profundo
de tu respiración en mi rostro,
como si estuviera por ir a batalla.
Me desgarra ese aire con tu perfume,
porque sé que nace en ti,
que es únicamente tuyo
y que compartes con alguien que no soy yo.
Imagino que podría distinguir
los latidos de tu corazón en una multitud
tal vez porque sueño que intentan unirse con los míos,
pero no lo hacen, ni ahora ni antes.
Qué desaire siento al no tenerlos,
ni a tus latidos, ni tus miradas
ni tus manos, ni tus besos
nada de ti mismo para mí,
ni solamente ni compartido.
Y si vinieran de a trozos cuando se cansen
armarían un nuevo tú,
un tú con tu hermoso mismo encanto,
que me alerte por querer besarme,
o más bien el deseo que puedas tener
de rasgarme el vestido,
y que en ese momento sea yo
la que no te comparta con nadie,
ni siquiera tu aire, ni tus manos.
de tu respiración en mi rostro,
como si estuviera por ir a batalla.
Me desgarra ese aire con tu perfume,
porque sé que nace en ti,
que es únicamente tuyo
y que compartes con alguien que no soy yo.
Imagino que podría distinguir
los latidos de tu corazón en una multitud
tal vez porque sueño que intentan unirse con los míos,
pero no lo hacen, ni ahora ni antes.
Qué desaire siento al no tenerlos,
ni a tus latidos, ni tus miradas
ni tus manos, ni tus besos
nada de ti mismo para mí,
ni solamente ni compartido.
Y si vinieran de a trozos cuando se cansen
armarían un nuevo tú,
un tú con tu hermoso mismo encanto,
que me alerte por querer besarme,
o más bien el deseo que puedas tener
de rasgarme el vestido,
y que en ese momento sea yo
la que no te comparta con nadie,
ni siquiera tu aire, ni tus manos.
Entre paredes nos oímos,
Nos inventamos sin aturdirnos,
Nos dibujamos entre susurros
Entre llantos desconocidos.
Entre ambas puertas
Nos hemos atrevido a observarnos
Con total inocencia,
Con plena cautela.
Entre tus horarios y los míos
Nos hicimos menos desconocidos
Con solo saber que eras tú
Quien pasa frente a mi puerta cada día.
Nos inventamos sin aturdirnos,
Nos dibujamos entre susurros
Entre llantos desconocidos.
Entre ambas puertas
Nos hemos atrevido a observarnos
Con total inocencia,
Con plena cautela.
Entre tus horarios y los míos
Nos hicimos menos desconocidos
Con solo saber que eras tú
Quien pasa frente a mi puerta cada día.
Tu nombre
Tu nombre lo es todo
Porque así te encontraría,
Y no solo te hallaría en tí mismo
Sino conmigo, queriéndome.
Y eso es lo que quiero creer,
Que tu nombre es de buen hombre,
Y que tú lo reflejas cada minuto
Cuando me obligas a que me quiera.
Pero bien sabes,
Que no hay mejor forma de quererme,
Que queriéndote.
Porque así te encontraría,
Y no solo te hallaría en tí mismo
Sino conmigo, queriéndome.
Y eso es lo que quiero creer,
Que tu nombre es de buen hombre,
Y que tú lo reflejas cada minuto
Cuando me obligas a que me quiera.
Pero bien sabes,
Que no hay mejor forma de quererme,
Que queriéndote.
Tus brillosos ojos oscuros
Maldigo el brillo de tus ojos,
que jamás se atreven a ser irrisorios,
que no se lanzan a significar nada,
a ser vacíos, a parecerme ajenos.
Entonces, pienso que serán astutos conmigo
hasta cansarse,
hasta manipularme por completo.
Tal vez quieran esos ojos tuyos apearme sin aviso,
Y me veré obligada, con pesar y miedo, a esgrimir contra ti
cual enemigo sediento de violencia.
Me atrevo a advertirte, ojos de extrema dulzura,
que si juegas con los míos, no serán como otros que hayas conocido,
ni furtivos ni manifiestos.
Y cuando piensen, insensatos,
qué no caerán en este torbellino a causa de los míos,
Lo harán sin autodominio.
Creerán que se ha llevado el viento aquel yelmo
Y que están desamparados frente a mí.
Querrán huir y tenerme más cerca al mismo tiempo,
Como hacen los míos cada día con los tuyos,
Brillosos ojos oscuros.
que jamás se atreven a ser irrisorios,
que no se lanzan a significar nada,
a ser vacíos, a parecerme ajenos.
Entonces, pienso que serán astutos conmigo
hasta cansarse,
hasta manipularme por completo.
Tal vez quieran esos ojos tuyos apearme sin aviso,
Y me veré obligada, con pesar y miedo, a esgrimir contra ti
cual enemigo sediento de violencia.
Me atrevo a advertirte, ojos de extrema dulzura,
que si juegas con los míos, no serán como otros que hayas conocido,
ni furtivos ni manifiestos.
Y cuando piensen, insensatos,
qué no caerán en este torbellino a causa de los míos,
Lo harán sin autodominio.
Creerán que se ha llevado el viento aquel yelmo
Y que están desamparados frente a mí.
Querrán huir y tenerme más cerca al mismo tiempo,
Como hacen los míos cada día con los tuyos,
Brillosos ojos oscuros.
Cómo quiero
Quiero saber cómo reparar el daño,
Cómo no hacerme ilusiones contigo,
Cómo disfrutar de la adrenalina de precipitarse a lo desconocido.
Quiero prepararme íntegramente para el verdadero amor,
Y saber cómo pedirte ayuda y pedir perdón.
Cómo puedo disfrutar de la soledad sino sé lo que es estar contigo,
Quiero seguir disfrutando de la sana compañía que ya tengo,
y de la tuya que nunca tuve, también.
Quiero saber cómo no tener miedo de descubrirte mi punto débil,
El de mi curiosidad sensata de si podré o no tenerte.
Quiero poder diferenciar bienes y poder decirte que te quiero hoy
y que seguramente te querré aún más, luego de verte.
Cómo no hacerme ilusiones contigo,
Cómo disfrutar de la adrenalina de precipitarse a lo desconocido.
Quiero prepararme íntegramente para el verdadero amor,
Y saber cómo pedirte ayuda y pedir perdón.
Cómo puedo disfrutar de la soledad sino sé lo que es estar contigo,
Quiero seguir disfrutando de la sana compañía que ya tengo,
y de la tuya que nunca tuve, también.
Quiero saber cómo no tener miedo de descubrirte mi punto débil,
El de mi curiosidad sensata de si podré o no tenerte.
Quiero poder diferenciar bienes y poder decirte que te quiero hoy
y que seguramente te querré aún más, luego de verte.
Palabras
Palabras, cuánto cuestan,
cuánto duele tal vez.
Las mentiras quedan, las verdades se van.
Dime por qué. Que sea todo un juego,
que todo deje de ser.
No me engañes, no podrías.
No me mientas pues no te creo.
Tú te vas, y tú te quedas…
Si tan solo fuera al revés…
Las cosas se tornarían nacaradas
Y las luces comenzarían a brillar.
Las risas serían las mismas de antes
Y mis lágrimas caerían sin cesar.
Tendrían un sentido y yo sabría porqué.
No me mires, no me provoques
Pues tengo sentidos que tú no conoces.
Si te digo la verdad tienes miedo
y si te miento también.
Si no te hablo me lo pides
Y si hablo me dices “ándate”.
Te entiendo y no lo sabes.
A ti no, y me hace doler.
Palabras van y palabras vienen.
¿Quién me entiende?
Nadie, y yo lo sé.
cuánto duele tal vez.
Las mentiras quedan, las verdades se van.
Dime por qué. Que sea todo un juego,
que todo deje de ser.
No me engañes, no podrías.
No me mientas pues no te creo.
Tú te vas, y tú te quedas…
Si tan solo fuera al revés…
Las cosas se tornarían nacaradas
Y las luces comenzarían a brillar.
Las risas serían las mismas de antes
Y mis lágrimas caerían sin cesar.
Tendrían un sentido y yo sabría porqué.
No me mires, no me provoques
Pues tengo sentidos que tú no conoces.
Si te digo la verdad tienes miedo
y si te miento también.
Si no te hablo me lo pides
Y si hablo me dices “ándate”.
Te entiendo y no lo sabes.
A ti no, y me hace doler.
Palabras van y palabras vienen.
¿Quién me entiende?
Nadie, y yo lo sé.
Entenderme
Yo nunca desisto.
Yo nunca me rindo.
Demasiado extraña para un mundo tan complicado, lleno de dudas y falsas esperanzas.
Una tierra cubierta de males y de gente que no sabe controlarse.
Doy una idea, ¿quién la acepta? ¿Quién la lleva a cabo?
Solo yo. Porque nunca me rindo. No para eso.
Llorar en la playa por un sentimiento o por algo más fuerte.
No soy una nena, soy un ser alborotado plagado de presentimientos que se hacen realidad.
La arena fría allá, el sol que se esconde aquí y miles de kilómetros al sur, lo mismo.
Doy una idea, nadie se queja, nadie la acepta.
En un mundo así, ¿cómo se puede vivir?
No sabes mentir, ni sabes decir la verdad, ¿en qué andas?
Para cosas mediocres está lo cotidiano, lo falso y desteñido.
¿Por qué no pensamos un poco y damos color?
Me gusta el naranja, lo sabes.
Es el color de lo ácido, pero de lo auténtico. Se muestra como es y no tiene vergüenza. Ni de ser distinto ni de romper cánones.
Me gusta el rojo. Es atrevido pero no ofende. Es inteligente porque se acomoda a cada situación.
Me gusta el negro porque es sobrio y es misterio. Porque es práctico y nunca muere.
Tendríamos que tomar ejemplo de cosas mejores que nosotros.
¿O acaso no queremos mejorar? ¿Soy solo yo?
Soy solo yo, como siempre fui.
Con una pelota de tenis en la mano recorriendo mi lugar viendo los colores del mar.
Nunca me rendí y nunca lo haría. ¿Para qué?
¿Acaso creemos que si uno desiste todo sigue igual?
Yo no. A pesar de los años el tiempo me enseñó que para estar mejor hay que cambiar.
Cómo cuesta, cómo puede doler, dejar cosas atrás, romper la barrera de la inseguridad, decir “No”, y aprender a callar.
Miro mucho y lo sé. Cómo andan las cosas por tu ciudad y por la tuya también, por la mía un poco más.
Todos conocemos el dicho “No juegues con fuego porque te podes quemar”.
¿Y qué vemos? ¿Qué sentimos? ¿Qué hacemos?
Nada, porque nos rendimos.
Cada uno con su filosofía de vida. Cada uno intenta ganar lo que quiere.
Apostemos. ¿Quién gana más y qué premio te lleva a la felicidad?
No me estoy quejando.
Doy una idea para cambiar.
¿Quién se anima?
¿Quién se queda atrás?
Cuando haya que llorar,
Cuando sea tiempo de reír, ¿en quién pensarás? ¿Qué lamentarás?
Yo nunca desisto.
Yo nunca me rindo.
Yo nunca me rindo.
Demasiado extraña para un mundo tan complicado, lleno de dudas y falsas esperanzas.
Una tierra cubierta de males y de gente que no sabe controlarse.
Doy una idea, ¿quién la acepta? ¿Quién la lleva a cabo?
Solo yo. Porque nunca me rindo. No para eso.
Llorar en la playa por un sentimiento o por algo más fuerte.
No soy una nena, soy un ser alborotado plagado de presentimientos que se hacen realidad.
La arena fría allá, el sol que se esconde aquí y miles de kilómetros al sur, lo mismo.
Doy una idea, nadie se queja, nadie la acepta.
En un mundo así, ¿cómo se puede vivir?
No sabes mentir, ni sabes decir la verdad, ¿en qué andas?
Para cosas mediocres está lo cotidiano, lo falso y desteñido.
¿Por qué no pensamos un poco y damos color?
Me gusta el naranja, lo sabes.
Es el color de lo ácido, pero de lo auténtico. Se muestra como es y no tiene vergüenza. Ni de ser distinto ni de romper cánones.
Me gusta el rojo. Es atrevido pero no ofende. Es inteligente porque se acomoda a cada situación.
Me gusta el negro porque es sobrio y es misterio. Porque es práctico y nunca muere.
Tendríamos que tomar ejemplo de cosas mejores que nosotros.
¿O acaso no queremos mejorar? ¿Soy solo yo?
Soy solo yo, como siempre fui.
Con una pelota de tenis en la mano recorriendo mi lugar viendo los colores del mar.
Nunca me rendí y nunca lo haría. ¿Para qué?
¿Acaso creemos que si uno desiste todo sigue igual?
Yo no. A pesar de los años el tiempo me enseñó que para estar mejor hay que cambiar.
Cómo cuesta, cómo puede doler, dejar cosas atrás, romper la barrera de la inseguridad, decir “No”, y aprender a callar.
Miro mucho y lo sé. Cómo andan las cosas por tu ciudad y por la tuya también, por la mía un poco más.
Todos conocemos el dicho “No juegues con fuego porque te podes quemar”.
¿Y qué vemos? ¿Qué sentimos? ¿Qué hacemos?
Nada, porque nos rendimos.
Cada uno con su filosofía de vida. Cada uno intenta ganar lo que quiere.
Apostemos. ¿Quién gana más y qué premio te lleva a la felicidad?
No me estoy quejando.
Doy una idea para cambiar.
¿Quién se anima?
¿Quién se queda atrás?
Cuando haya que llorar,
Cuando sea tiempo de reír, ¿en quién pensarás? ¿Qué lamentarás?
Yo nunca desisto.
Yo nunca me rindo.
Azor desbañado
Como un azor vuelo en círculos pensando en un anhelo, algo difícil de alcanzar.
Sin dejarme abatir por los constantes asechos del viento me mantengo en alto.
Sigo esperando tu llegada, con tus intrigantes razones, con tus tiernos ojos oscuros.
Sé que vales la pena y que te escondes no muy lejos esperando el momento correcto para comunicarme tu presagio.
En mi cigarro te refugias como niño calmo y me rozas los dedos cuando se dibuja el humo en mi pared vacía.
Eres vos quién está conmigo y se atreve a adornarme el aire.
Confundo tus ojos, en un bar, de vez en cuando, con otros que miran haciéndose los desentendidos, como lo harías tú.
Si pudiera, bien sabes, que ahora mismo me acurrucaría contigo.
Caigo en el error de quererte sin tenerte, de soñarte sin conocerte.
Pero bien sé que no es equivocación, simplemente, prepararme y esperarte.
¿Dónde estás? Dime que vendrás.
Un poco más tarde, un poco menos temprano.
Sólo demuéstrame que vendrás.
Sin dejarme abatir por los constantes asechos del viento me mantengo en alto.
Sigo esperando tu llegada, con tus intrigantes razones, con tus tiernos ojos oscuros.
Sé que vales la pena y que te escondes no muy lejos esperando el momento correcto para comunicarme tu presagio.
En mi cigarro te refugias como niño calmo y me rozas los dedos cuando se dibuja el humo en mi pared vacía.
Eres vos quién está conmigo y se atreve a adornarme el aire.
Confundo tus ojos, en un bar, de vez en cuando, con otros que miran haciéndose los desentendidos, como lo harías tú.
Si pudiera, bien sabes, que ahora mismo me acurrucaría contigo.
Caigo en el error de quererte sin tenerte, de soñarte sin conocerte.
Pero bien sé que no es equivocación, simplemente, prepararme y esperarte.
¿Dónde estás? Dime que vendrás.
Un poco más tarde, un poco menos temprano.
Sólo demuéstrame que vendrás.
Sin tantos riesgos
Sin temerle al fracaso y al ridículo me vi sin pensarlo dos veces, yendo a tu encuentro.
Qué seguridad sentía, mientras convencida, te miraba y te encontraba en aquella imagen casi real.
Era como una ilusión de niña arriesgarse a todo simplemente apostando que eras así, como yo te pensaba.
Te faltó el valor o las ganas por mi, pero sé bien que logré convencerte aunque sea ese instante cuando te aferraste a mi.
Y me sorprendiste con tanta dulzura, cuando se esfumaba ese hombre distante para transformarse en uno que pide a gritos ternura.
Qué seguridad sentía, mientras convencida, te miraba y te encontraba en aquella imagen casi real.
Era como una ilusión de niña arriesgarse a todo simplemente apostando que eras así, como yo te pensaba.
Te faltó el valor o las ganas por mi, pero sé bien que logré convencerte aunque sea ese instante cuando te aferraste a mi.
Y me sorprendiste con tanta dulzura, cuando se esfumaba ese hombre distante para transformarse en uno que pide a gritos ternura.
Qué fiasco reiterado
Qué alboroto mentiroso, que manera aprisionada de sonreír mientras tú con tu presumida calaña haces jácara una vez al mes, cuando cae en mi ventana un nirvana absolutamente gris.
Que recoveco condenado, que sosiego nocivo provocas en cuestión de minutos, con tu fórmula tan excesiva y por sobre todo, insinuante. Apuesto que piensas que eres una especie de combatiente que tiene como afán conquistarlo todo.
Que alevosía vibrante, que controversia constante es hablarte y mirar tus rasgados ojos oscuros, mientras procuro no sonrojarme y espero que sueltes tu venenosa sonrisa.
Que versión infame, que abandono sincero siento, cuando te excusas y exiges más ventajas sin importar que yo, en el momento en que te vas, caigo en una inmensa ciénaga de soledad.
Que recoveco condenado, que sosiego nocivo provocas en cuestión de minutos, con tu fórmula tan excesiva y por sobre todo, insinuante. Apuesto que piensas que eres una especie de combatiente que tiene como afán conquistarlo todo.
Que alevosía vibrante, que controversia constante es hablarte y mirar tus rasgados ojos oscuros, mientras procuro no sonrojarme y espero que sueltes tu venenosa sonrisa.
Que versión infame, que abandono sincero siento, cuando te excusas y exiges más ventajas sin importar que yo, en el momento en que te vas, caigo en una inmensa ciénaga de soledad.
Presa fácil
Estaba escrito en algún rincón no tan escondido que me decepcionarías,
luego de caer y caer en este enfermizo ensueño.
Como pasó ya mas de una vez,
¿por qué no serías tu también como ellos?
Se fue tu hermosa supuesta atención cuando se esfumaron tus problemas.
No me necesitas ya para calmar tus penas.
Traté, lo juro, de no enredarme, de no querer salvarte.
El amor protector en mí es más fuerte.
No dejé de pensar ni un instante “no sufras más”.
Tu solo te fuiste más allá, profundizando un espacio ya existente.
Inauguraste un vació de sentido en cada maldito solitario latir.
Me dejaste sin siquiera haber venido…
Mira qué mal, ni puedes maniobrar tu poder.
Estaba escrito que no seríamos presas mutuas,
sólo tu me atraparías sin siquiera querer.
luego de caer y caer en este enfermizo ensueño.
Como pasó ya mas de una vez,
¿por qué no serías tu también como ellos?
Se fue tu hermosa supuesta atención cuando se esfumaron tus problemas.
No me necesitas ya para calmar tus penas.
Traté, lo juro, de no enredarme, de no querer salvarte.
El amor protector en mí es más fuerte.
No dejé de pensar ni un instante “no sufras más”.
Tu solo te fuiste más allá, profundizando un espacio ya existente.
Inauguraste un vació de sentido en cada maldito solitario latir.
Me dejaste sin siquiera haber venido…
Mira qué mal, ni puedes maniobrar tu poder.
Estaba escrito que no seríamos presas mutuas,
sólo tu me atraparías sin siquiera querer.
Burbuja traicionera
Con templanza intenté deshacerme de esta burbuja de antaño que al azar cayó sobre mí provocando esta herida.
Incitó poderosamente, sin ser excusa, mi aislamiento y mi ceguera frente, ni más ni menos, a mi misma.
Carecía de noción de la complejidad del entramado de su entidad, y me convertí así en dependiente de la dificultad.
Contra mi tendencia a permanecer encarcelada, conocí cada defecto que obstaculizaba mi prosperidad, mientras ella tan inalterable me mantenía cautiva gracias a mi cobardía.
Todo se reducía a la falta de previsión frente a las caídas, disminuyéndose en mi los sentidos y facultades, volviéndome frágil e infantil.
Por coincidencia, tal vez, me elevé y me encontré con tu espectro, ya no más rodeado de ceros, no más sujeto a accesorios no valiosos.
Que jubilosa sería mi vida si pudiera con simpleza diluirme y extenderme hasta reducir el radio que nos separa y tenerte frente a frente, reflejo de mi corazón.
Incitó poderosamente, sin ser excusa, mi aislamiento y mi ceguera frente, ni más ni menos, a mi misma.
Carecía de noción de la complejidad del entramado de su entidad, y me convertí así en dependiente de la dificultad.
Contra mi tendencia a permanecer encarcelada, conocí cada defecto que obstaculizaba mi prosperidad, mientras ella tan inalterable me mantenía cautiva gracias a mi cobardía.
Todo se reducía a la falta de previsión frente a las caídas, disminuyéndose en mi los sentidos y facultades, volviéndome frágil e infantil.
Por coincidencia, tal vez, me elevé y me encontré con tu espectro, ya no más rodeado de ceros, no más sujeto a accesorios no valiosos.
Que jubilosa sería mi vida si pudiera con simpleza diluirme y extenderme hasta reducir el radio que nos separa y tenerte frente a frente, reflejo de mi corazón.
Corazón de ascua
Corazón de ascua es el mío,
que se vuelve incandescente con tus inventivas
pero no produce ninguna llama,
más se inquieta y resplandece
cuando sus latidos hilan una red de utopías.
Déjame dilapidar mi imaginación
Con tus espejismos y fantasmas,
mi única suerte de no poder verte
es tomarte como escolta
de mi desamparado sosiego.
Te advierto con tierna algarabía
que no seas tan melifluo conmigo,
solo me conduces bien despierto
a caer con ansia en todas tus artimañas.
que se vuelve incandescente con tus inventivas
pero no produce ninguna llama,
más se inquieta y resplandece
cuando sus latidos hilan una red de utopías.
Déjame dilapidar mi imaginación
Con tus espejismos y fantasmas,
mi única suerte de no poder verte
es tomarte como escolta
de mi desamparado sosiego.
Te advierto con tierna algarabía
que no seas tan melifluo conmigo,
solo me conduces bien despierto
a caer con ansia en todas tus artimañas.
Wasteful of love
I still wait for you sitting here in my weird dark room, but I know what I’m waiting for may never come or will be coming too late. I want no more suppositions.
I think of you as someone so calm and adorn my place with your vague and unstable image. I don’t want to daydream anymore.
I smile because you show yourself so flattering and attract me with softness and tenderness. I don’t want to give up on expecting.
I’ve heard your sleepy voice and made me want to look at you when you wake up in such a lazy way. I want to keep on hearing you.
I have problems to decide whether I love you or not. I wonder if it’s so significant. I am just frightened to take anything for granted.
I don’t want to get away and stop hoping. I want rather to play down the importance of those doubts that only disturb me.
This is how I find myself, snuggled down with my intrigue and waiting for your reasons until you could answer or I admit my foolishness.
I think of you as someone so calm and adorn my place with your vague and unstable image. I don’t want to daydream anymore.
I smile because you show yourself so flattering and attract me with softness and tenderness. I don’t want to give up on expecting.
I’ve heard your sleepy voice and made me want to look at you when you wake up in such a lazy way. I want to keep on hearing you.
I have problems to decide whether I love you or not. I wonder if it’s so significant. I am just frightened to take anything for granted.
I don’t want to get away and stop hoping. I want rather to play down the importance of those doubts that only disturb me.
This is how I find myself, snuggled down with my intrigue and waiting for your reasons until you could answer or I admit my foolishness.
Desvaneciendo
Parece mentira que se manifieste tanto desconcierto algo ya vivido incansablemente para los dos.
Si hubiese sabido que este amor, que esta decisión, iba a causarnos tanto dolor, me habría ido lejos.
Me habría abstenido de quererte cada hora un poco más, pues no hubiésemos pasado aquella frontera de amistad.
Fuimos los dos culpables de la ceguera de nuestro corazón e inocentes en creer tan ingenuamente en este alboroto.
Esta adoración mutua que se convirtió en confusión, decepción y anhelo.
Desorden porque el amor debía completarnos, alegrarnos, no dañarnos ni ofendernos.
Se llenó de decepción mutua nuestra unión, pues hubo falta de verdad en lo que decías o hacías sin mí, mientras yo callé seguramente demasiado de más.
Me empeñé en moldearte y te hice daño, porque te exigí y vos accediste hasta que no pudiste más.
Y yo no pude más con mi paciencia, se me agotó al escuchar una de tus incoherencias.
La ambición de ser juntos lo que soñábamos y el afán de seguir intentando hasta caer rendidos en una guerra cruel, produjo esto, un “vos” y un “yo” ya muy diferentes de aquellos que éramos en esa calle fría cuando nos vimos por primera vez.
Si hubiese sabido que este amor, que esta decisión, iba a causarnos tanto dolor, me habría ido lejos.
Me habría abstenido de quererte cada hora un poco más, pues no hubiésemos pasado aquella frontera de amistad.
Fuimos los dos culpables de la ceguera de nuestro corazón e inocentes en creer tan ingenuamente en este alboroto.
Esta adoración mutua que se convirtió en confusión, decepción y anhelo.
Desorden porque el amor debía completarnos, alegrarnos, no dañarnos ni ofendernos.
Se llenó de decepción mutua nuestra unión, pues hubo falta de verdad en lo que decías o hacías sin mí, mientras yo callé seguramente demasiado de más.
Me empeñé en moldearte y te hice daño, porque te exigí y vos accediste hasta que no pudiste más.
Y yo no pude más con mi paciencia, se me agotó al escuchar una de tus incoherencias.
La ambición de ser juntos lo que soñábamos y el afán de seguir intentando hasta caer rendidos en una guerra cruel, produjo esto, un “vos” y un “yo” ya muy diferentes de aquellos que éramos en esa calle fría cuando nos vimos por primera vez.
Sin caprichos
No es obstinación arbitraria lo que sucede conmigo.
No está inspirado por un antojo, por humor o por deleite.
Pese a que seas vos, el antojo mismo,
O provoques mi risa y mi ceño fruncido esporádicamente,
Entretanto tu voz osa en desvelarme y soñarte aquí conmigo.
Me aferro a la idea de ti, porque es la única que me deja intentar ser feliz.
No lo soy, no sé si lo podré ser, tampoco si querrás empecinarte conmigo.
No está prohibido que lo hagas, nadie te impide que me quieras.
Tal vez esté mal visto y te duela que te juzguen por eso.
No crees, yo lo sé, en que pueda deslumbrarte,
Dejarte totalmente confuso y admirado complaciéndote
y entenderte frente a frente con implacable cordura.
No crees en mí y me convierto en una mujer infausta.
Me pregunto con absoluta franqueza y gota de tormento,
Dónde se encuentra la justicia de Dios entre tú y yo.
Mi terquedad no se irá hasta que puedas hallarte como yo te veo;
Hasta que me des una certeza, que me asfixie o me redima.
No está inspirado por un antojo, por humor o por deleite.
Pese a que seas vos, el antojo mismo,
O provoques mi risa y mi ceño fruncido esporádicamente,
Entretanto tu voz osa en desvelarme y soñarte aquí conmigo.
Me aferro a la idea de ti, porque es la única que me deja intentar ser feliz.
No lo soy, no sé si lo podré ser, tampoco si querrás empecinarte conmigo.
No está prohibido que lo hagas, nadie te impide que me quieras.
Tal vez esté mal visto y te duela que te juzguen por eso.
No crees, yo lo sé, en que pueda deslumbrarte,
Dejarte totalmente confuso y admirado complaciéndote
y entenderte frente a frente con implacable cordura.
No crees en mí y me convierto en una mujer infausta.
Me pregunto con absoluta franqueza y gota de tormento,
Dónde se encuentra la justicia de Dios entre tú y yo.
Mi terquedad no se irá hasta que puedas hallarte como yo te veo;
Hasta que me des una certeza, que me asfixie o me redima.
-
No quiero aprender a descubrirte, ni mirarte sin verte, mientras cada día, sin excusa, me atrevo a quererte.
En las cosas que temo aprender siempre estás vos con tu linda dificultad para despertarte y tu voz de muchacho galante.
No quiero jurarte lo que no puedo, pero sí te prometo, que quiero una de tus sonrisas tan sólo un momento.
En las cosas que temo aprender siempre estás vos con tu linda dificultad para despertarte y tu voz de muchacho galante.
No quiero jurarte lo que no puedo, pero sí te prometo, que quiero una de tus sonrisas tan sólo un momento.
Como por arte de magia
Le doy a esta mentira apariencia de verdad y se convierte con el tiempo, en razón de cartapacio; pues la llevo ya estudiada sin venir al caso.
Si se presenta una duda vuelvo al lugar donde nació, le concedo lo que dice y más de alguna vez, me encontró fuera de razón, tan excesiva como lo estoy hoy.
Me esfuerzo en conseguir agua de ángeles, esa perfumada con diversas flores, mientras intento ser cuidada por alguien más.
Juro que no soy obsesiva, pues la perturbación anímica que cargo no es producida por una sola idea fija…más bien dos o tres.
Me encuentro varada en esta ribera de soledad a causa del ahínco de tenerte, de quererte, más asumo con responsabilidad mi gotita de ingenuidad.
Si se presenta una duda vuelvo al lugar donde nació, le concedo lo que dice y más de alguna vez, me encontró fuera de razón, tan excesiva como lo estoy hoy.
Me esfuerzo en conseguir agua de ángeles, esa perfumada con diversas flores, mientras intento ser cuidada por alguien más.
Juro que no soy obsesiva, pues la perturbación anímica que cargo no es producida por una sola idea fija…más bien dos o tres.
Me encuentro varada en esta ribera de soledad a causa del ahínco de tenerte, de quererte, más asumo con responsabilidad mi gotita de ingenuidad.
Ich weiß nun nicht
Ein grauer Winters Tag habe ich ein Zauberer,
das schönste Lacheln, und die magische Augen kennen gelernt.
Mit Angst und Aufregung, deren schünurte mir die Kehle zu,
habe ich zu viele Fragen eingelegt und nur eins konnte ich beantworten.
Ich weiß nun nicht warum du so traumhaft bist...
Ich weiß noch nicht was die Menschheit für mich gemacht hat,
aber sonst, was ein Erdenbürger konnte auf meinen Herz und
meinen Verstand verwandelt.
Ich weiß nun nicht warum du so wünderschön bist...
Allzeit fühle ich so voll, dass du zu mir gehört,
dass du mit mir deinem schönen Träumen errichtest.
Was könnte ich noch ausbitten?
Ich weiß nun nicht warum du so herrlich bist...
Ich gefiel deinen Händen wenn ich dir begrüßt habe,
und auf deine Gesellschaft um zu genießen wenn es zu kalt war...
Auch die Möglichkeit 'Verziehung' mit einem Paar Kussen, dir zu sagen.
Jetz finde ich der Grund von dem habe ich zu lange erwartet und gehaßt.
Ich weiß nun nicht warum du so unglaublich bist...
Trozdem ich oft sitze herum, während du so weit bist,
finde ich dass dir "Mein Schatz" zu sagen ist alles was ganz notwendig für mich ist.
Wenn es nötig sein wird, werde ich auch wie durch Zauberei dich hier bringen.
Und die ganze Liebe wird uns in Zucker verwandeln bis wir Karamell sind.
Ich weiß noch nicht warum du so traumhaft, wünderschön,
herrlich und unglaublich bist, aber...
Was ich eigentlich verstehe ist dass du zu mir, die wahre Liebschaft
und das authentisches Glückgefühl,im eigentlichen Sinn des Wortes,gebracht hast.
das schönste Lacheln, und die magische Augen kennen gelernt.
Mit Angst und Aufregung, deren schünurte mir die Kehle zu,
habe ich zu viele Fragen eingelegt und nur eins konnte ich beantworten.
Ich weiß nun nicht warum du so traumhaft bist...
Ich weiß noch nicht was die Menschheit für mich gemacht hat,
aber sonst, was ein Erdenbürger konnte auf meinen Herz und
meinen Verstand verwandelt.
Ich weiß nun nicht warum du so wünderschön bist...
Allzeit fühle ich so voll, dass du zu mir gehört,
dass du mit mir deinem schönen Träumen errichtest.
Was könnte ich noch ausbitten?
Ich weiß nun nicht warum du so herrlich bist...
Ich gefiel deinen Händen wenn ich dir begrüßt habe,
und auf deine Gesellschaft um zu genießen wenn es zu kalt war...
Auch die Möglichkeit 'Verziehung' mit einem Paar Kussen, dir zu sagen.
Jetz finde ich der Grund von dem habe ich zu lange erwartet und gehaßt.
Ich weiß nun nicht warum du so unglaublich bist...
Trozdem ich oft sitze herum, während du so weit bist,
finde ich dass dir "Mein Schatz" zu sagen ist alles was ganz notwendig für mich ist.
Wenn es nötig sein wird, werde ich auch wie durch Zauberei dich hier bringen.
Und die ganze Liebe wird uns in Zucker verwandeln bis wir Karamell sind.
Ich weiß noch nicht warum du so traumhaft, wünderschön,
herrlich und unglaublich bist, aber...
Was ich eigentlich verstehe ist dass du zu mir, die wahre Liebschaft
und das authentisches Glückgefühl,im eigentlichen Sinn des Wortes,gebracht hast.
- Ohne Titel -
Ich will mit einhundert Verben was ich für dich noch fühle sagen.
Du achts fast immer was ich meine, und du hast die richtige Wörte um mir zu erfreuen.
Wenn du meine gekünstelten Fragen antwortest, du machts mir nur besser zu sein schaffen.
Ich kann nicht mit Leichtigkeit ohne dich atmen. Der Luft bekamm sehr schwer.
Ich habe eine neue Weise aufzuwachen gelernt...immer an dich denken.
Ich könnte dir beschwören dass ich noch Mal dich aussuche.
Ich brauche alle schönen Wörte von alle Sprache die bestehen, um dich was du für mich bedeutest zu sagen.
Ich bete jeder Nacht nicht nur für dich sondern für uns und unsere fantastiche Zukunft.
Wenn ich unsere Geschichte erzählt, glaube ich eine ausgezeichnete Roman ist.
Ich gehört zu dir, und du gehörst zu mir. Wir funktionert zusamenn und es ist für immer.
Ich höre noch deine Stimme, sie ist bei mir überall ich bin.
Du klingelst noch um drei Uhr jeden Tag und findest mich mit eine große Lächeln.
Ich kann wieder dir beschwören dass wenn du mich küssen, das Leben zu mir bringst.
„Lieben“ ist alles suzamen machen, lernen, schaffen, wünschen, träumen, sagen...
Es ist alles was ich mit dir und du mit mir tun.
Du bist der schönste Person dass ich in mein ganzes Leben gesehen und gefühlt habe.
- Sin título -
Me pareció haber oído un susurro, de seguro se lo llevó el viento.
Apuesto que la lluvia, lo robó al silencio.
Daría lo que sea para que el silencio jugara conmigo,
se animara a enfrentarme y devolverme eso que es tan mío.
El cielo se nubla, no más nubes para contar, ni dibujos azules para descifrar.
Solo espero, solo vivo un poco o tal vez algo más...
Aunque sea dejo asombrarme por la tormenta, por el grisáceo del cielo,
que se vuelve tan maravilloso aún cuando no estoy.
Apuesto que la lluvia, lo robó al silencio.
Daría lo que sea para que el silencio jugara conmigo,
se animara a enfrentarme y devolverme eso que es tan mío.
El cielo se nubla, no más nubes para contar, ni dibujos azules para descifrar.
Solo espero, solo vivo un poco o tal vez algo más...
Aunque sea dejo asombrarme por la tormenta, por el grisáceo del cielo,
que se vuelve tan maravilloso aún cuando no estoy.
Congelando momentos
Juego desde un día de enero a congelar momentos.
Esos que tienen hermosos recuerdos, esos que hacen escapar una lágrima de felicidad.
Esos en los que estabas tan cerca, en los que vos jugabas a crecer conmigo.
¿Jugábamos? ¿Era un juego? Sí lo era y lo sigue siendo.
Las reglas cambiaron, pero solo algunas.
Todavía está prohibido mentir, y sigue ganando quién más ama.
Un juego incierto al principio, con muchas dudas, pero no una.
Nunca dudé y vos tampoco, del color de nuestros ojos, del tamaño de nuestras pupilas,
de saber leer pensamientos y más aún miedos.
Un juego de celos, de “si” y de “no”, de “por siempre” y de “jamás”.
Donde lo importante no era, ni es, llegar a una meta puntual,
pues siempre encontramos más.
Sino de crecer juntos, de reír y llorar, de tomarnos de la mano y ser uno en cada lugar. Sencillamente congelo momentos hasta el día que yo vuelva a vos y me asegure de decirte una vez más lo que sos para mí.
Que no existe en este mundo ojos que me dejen tan maravillada, ni voz que me calme más.
Un juego de nunca acabar, un juego por el que doy todo, doy mi vida y cada uno de mis sentidos. Un juego que no se forma de a dos, sino de dos que son uno.
Un juego en que las palabras son importantes y los mimos y los besos, las miradas y los gestos, las promesas y los sueños…
Esos que tienen hermosos recuerdos, esos que hacen escapar una lágrima de felicidad.
Esos en los que estabas tan cerca, en los que vos jugabas a crecer conmigo.
¿Jugábamos? ¿Era un juego? Sí lo era y lo sigue siendo.
Las reglas cambiaron, pero solo algunas.
Todavía está prohibido mentir, y sigue ganando quién más ama.
Un juego incierto al principio, con muchas dudas, pero no una.
Nunca dudé y vos tampoco, del color de nuestros ojos, del tamaño de nuestras pupilas,
de saber leer pensamientos y más aún miedos.
Un juego de celos, de “si” y de “no”, de “por siempre” y de “jamás”.
Donde lo importante no era, ni es, llegar a una meta puntual,
pues siempre encontramos más.
Sino de crecer juntos, de reír y llorar, de tomarnos de la mano y ser uno en cada lugar. Sencillamente congelo momentos hasta el día que yo vuelva a vos y me asegure de decirte una vez más lo que sos para mí.
Que no existe en este mundo ojos que me dejen tan maravillada, ni voz que me calme más.
Un juego de nunca acabar, un juego por el que doy todo, doy mi vida y cada uno de mis sentidos. Un juego que no se forma de a dos, sino de dos que son uno.
Un juego en que las palabras son importantes y los mimos y los besos, las miradas y los gestos, las promesas y los sueños…
Mis ganas
Tengo ganas de mecerme en un columpio
Pero más ganas tengo, de que estés tu conmigo.
Tomarme de tu cuello y llegar al cielo.
Sentarme en una nube y volar con los gorriones.
Agarrar tu mano y dejarme llevar a donde sea que tú vayas.
Lucir un vestido de organza blanca y jugar
A las escondidas, tu y yo entre las estrellas del firmamento.
Posarnos en un arco iris para que yo pueda finalmente descifrar
Los hermosos colores de tu alma.
Creeme que si subimos juntos a un columpio
Llegaremos sin darnos cuenta al cielo,
Volando entre nubes y aves sintiendo el dulce aroma del sosiego.
Pero más ganas tengo, de que estés tu conmigo.
Tomarme de tu cuello y llegar al cielo.
Sentarme en una nube y volar con los gorriones.
Agarrar tu mano y dejarme llevar a donde sea que tú vayas.
Lucir un vestido de organza blanca y jugar
A las escondidas, tu y yo entre las estrellas del firmamento.
Posarnos en un arco iris para que yo pueda finalmente descifrar
Los hermosos colores de tu alma.
Creeme que si subimos juntos a un columpio
Llegaremos sin darnos cuenta al cielo,
Volando entre nubes y aves sintiendo el dulce aroma del sosiego.
Una antigua casa de Praga
Morada con millones de recuerdos
Amores olvidados
Y caballeros aún no derrotados.
Ventanita por la que apuesto
Alguna muchachita impaciente
Se habrá asomado a esperarlo.
Por la que alguna viejita habrá visto
Una y mil veces esconderse el sol.
Por la que algún enamorado habrá
Contado las estrellas cada noche
Sin poderse dormir.
Por la que mujer de familia habrá
Sacudido las migajas del mantel de cada día.
Y un soñador niño habrá arrojado
Avioncitos de papel imaginando
que volaba al espacio.
Amores olvidados
Y caballeros aún no derrotados.
Ventanita por la que apuesto
Alguna muchachita impaciente
Se habrá asomado a esperarlo.
Por la que alguna viejita habrá visto
Una y mil veces esconderse el sol.
Por la que algún enamorado habrá
Contado las estrellas cada noche
Sin poderse dormir.
Por la que mujer de familia habrá
Sacudido las migajas del mantel de cada día.
Y un soñador niño habrá arrojado
Avioncitos de papel imaginando
que volaba al espacio.
Tal vez Dios se equivoque
Tomé lo que era mío, Dios me lo había dado, ¿cómo dejarlo escapar? ¿Quién va a discutirme que fue un ángel que se apropió de mi vida?.
Fue él quien puso nombres a mis sonrisas y contó los latidos de mi corazón.
Me hacía volar tanto como el día de hoy. Juro que tiene alas, yo las vi naciendo hermosas de su espalda.
Existió un momento en que no quise ver. Como una mortal tenía miedo…miedo de morir.
Me había equivocado tantas veces pero sabía que era él. El era mi vida e iba a hacerme feliz..
A su lado el tiempo se estancaba en el olvido, porque él lo ocupaba todo con su luz.
Le encanta ver cómo cambia mi rostro cuando él habla. Soy como cerámica, el me moldea así como ayuda a trazar una línea en el suelo de mi vida.
Me pregunto Dios si no te has equivocado. Me dejaste aquí un ángel… Un ángel de besos de cielo, de esos que cambian de color y se tiñen de azules y rosados o naranjas en atardeceres, llegan a ser rojos y vuelven a convertirse en besos de aire para nacer una y otra vez..
Un ángel de palabras llenas de magia como si fuesen sacadas de un cuento de hadas y otros más…
Que se acercó con cierto temor y se entregó por completo en una aventura sin fin.
Tallémonos el corazón si es posible, para permanecer unidos a través del tiempo y cuando caminemos me sientas como hoy…
Escribamos en nuestros dedos cada deseo y que se lean a través del tacto y que solo interpretemos un ángel y yo.
Sonríe una vez más para que esos ojos vuelvan a brillar.
Sonrisa indescriptible me hace creer que esto no es cierto. Dime que sí. Que dejé de ser una soñadora y que allí está él.
Que existe esa promesa de amor, de volver y volvernos a amar.
Me pregunto Dios, sino te has equivocado y mandaste un ángel para enamorarme.
Fue él quien puso nombres a mis sonrisas y contó los latidos de mi corazón.
Me hacía volar tanto como el día de hoy. Juro que tiene alas, yo las vi naciendo hermosas de su espalda.
Existió un momento en que no quise ver. Como una mortal tenía miedo…miedo de morir.
Me había equivocado tantas veces pero sabía que era él. El era mi vida e iba a hacerme feliz..
A su lado el tiempo se estancaba en el olvido, porque él lo ocupaba todo con su luz.
Le encanta ver cómo cambia mi rostro cuando él habla. Soy como cerámica, el me moldea así como ayuda a trazar una línea en el suelo de mi vida.
Me pregunto Dios si no te has equivocado. Me dejaste aquí un ángel… Un ángel de besos de cielo, de esos que cambian de color y se tiñen de azules y rosados o naranjas en atardeceres, llegan a ser rojos y vuelven a convertirse en besos de aire para nacer una y otra vez..
Un ángel de palabras llenas de magia como si fuesen sacadas de un cuento de hadas y otros más…
Que se acercó con cierto temor y se entregó por completo en una aventura sin fin.
Tallémonos el corazón si es posible, para permanecer unidos a través del tiempo y cuando caminemos me sientas como hoy…
Escribamos en nuestros dedos cada deseo y que se lean a través del tacto y que solo interpretemos un ángel y yo.
Sonríe una vez más para que esos ojos vuelvan a brillar.
Sonrisa indescriptible me hace creer que esto no es cierto. Dime que sí. Que dejé de ser una soñadora y que allí está él.
Que existe esa promesa de amor, de volver y volvernos a amar.
Me pregunto Dios, sino te has equivocado y mandaste un ángel para enamorarme.
- Sin título -
Hoy también deseo escribir sobre vos,
Porque el aire sigue húmedo,
Porque mis pies fríos te extrañan,
Ya no hay lágrimas que te nombren…
Solo son anhelos escritos en sueños de colores,
En frases repletas de poesía,
En sonrisas que no son repetidas.
Si mis ojos pudieran mostrarte una vez más,
Que el aura se transforma cuando tú estas,
Entonces estaría en lo cierto, de que te quiero
Cada vez más y más.
Hay tantas cosas que contarte,
siempre hay algo que me anima
a revelarte las verdades que se esconden.
Se esconden, ¿no te dije?.
Escapan del tiempo, porque el tiempo las cansa.
Se enrollan en mis manos, se protegen y viven
Y crecen para llegar a vos cuando sea,
Nada más y nada menos que perfecto.
Hay detalles que me explican tu ausencia,
Hay sonidos que me muestran tu presencia,
Sigue habiendo un ser extrovertido,
De mirada infinita que toca el alma,
Que desata tempestades y pasiones
Que alejaría hasta mis más fuertes temores.
Si mi ser hablara por completo,
Si dijera todo lo que yo siento…
Porque el aire sigue húmedo,
Porque mis pies fríos te extrañan,
Ya no hay lágrimas que te nombren…
Solo son anhelos escritos en sueños de colores,
En frases repletas de poesía,
En sonrisas que no son repetidas.
Si mis ojos pudieran mostrarte una vez más,
Que el aura se transforma cuando tú estas,
Entonces estaría en lo cierto, de que te quiero
Cada vez más y más.
Hay tantas cosas que contarte,
siempre hay algo que me anima
a revelarte las verdades que se esconden.
Se esconden, ¿no te dije?.
Escapan del tiempo, porque el tiempo las cansa.
Se enrollan en mis manos, se protegen y viven
Y crecen para llegar a vos cuando sea,
Nada más y nada menos que perfecto.
Hay detalles que me explican tu ausencia,
Hay sonidos que me muestran tu presencia,
Sigue habiendo un ser extrovertido,
De mirada infinita que toca el alma,
Que desata tempestades y pasiones
Que alejaría hasta mis más fuertes temores.
Si mi ser hablara por completo,
Si dijera todo lo que yo siento…
Fue amor
Quizá me ayude a mejorar ver que el tiempo se lo lleva el viento.
Lo traen las mareas y tu recuerdo.
Quizá sea hora de mirar hacia adelante,
alquilar un barco que me alcance a mis antiguas sonrisas,
a mi voz de niña.
Tal vez este llanto esté lleno de objetos preciosos que
me harán millonaria en la alegría de la vida.
O quizá solo sean imaginaciones locas mías.
Me puedo alejar más todavía, pero sé muy bien cuánto puedo acércame a vos…
Hubo momentos en que éramos uno,
así como dicen las canciones que a veces nadie quiere escuchar;
Porque gustan, porque intimidan, porque dicen esas cosas tan…
Que me falten las palabras ya no es, ni más ni menos que costumbre.
No voy a dejar de decirte esas cosas maravillosas que de verdad existen.
Las trajiste contigo en diferentes ocasiones,
tal vez sin querer, tal vez sin pensar.
Porque sé que puedo mirarte sin cansarme de verte,
sin agotarme jamás de explorarte.
Porque sé que hay siempre algo más que conocer de ti.
Sino es conocer, entonces, es jugar a descubrir o florecer.
Si te digo que me encanta verte concentrado,
cuando tus ojitos brillan y tus dedos juegan…
Sería poco, no sería cómo lo siento.
Si te cuento entonces que me cambias el mundo
cuando suspiras y me miras entre sonrisas…
No sería real, no sería exacto.
Si agrego que puedo sonreír sin nada más,
que puedo reír hasta llorar y llorar hasta reír solo por ti,
Entonces todavía no sería igual a cómo siento.
En lo abstracto y absurdo de la complejidad
de intentar decirte con palabras cómo me siento,
me doy cuenta, una vez más, que bien sabes cómo es quererte con el alma entera,
cada noche y cada día.
Lo traen las mareas y tu recuerdo.
Quizá sea hora de mirar hacia adelante,
alquilar un barco que me alcance a mis antiguas sonrisas,
a mi voz de niña.
Tal vez este llanto esté lleno de objetos preciosos que
me harán millonaria en la alegría de la vida.
O quizá solo sean imaginaciones locas mías.
Me puedo alejar más todavía, pero sé muy bien cuánto puedo acércame a vos…
Hubo momentos en que éramos uno,
así como dicen las canciones que a veces nadie quiere escuchar;
Porque gustan, porque intimidan, porque dicen esas cosas tan…
Que me falten las palabras ya no es, ni más ni menos que costumbre.
No voy a dejar de decirte esas cosas maravillosas que de verdad existen.
Las trajiste contigo en diferentes ocasiones,
tal vez sin querer, tal vez sin pensar.
Porque sé que puedo mirarte sin cansarme de verte,
sin agotarme jamás de explorarte.
Porque sé que hay siempre algo más que conocer de ti.
Sino es conocer, entonces, es jugar a descubrir o florecer.
Si te digo que me encanta verte concentrado,
cuando tus ojitos brillan y tus dedos juegan…
Sería poco, no sería cómo lo siento.
Si te cuento entonces que me cambias el mundo
cuando suspiras y me miras entre sonrisas…
No sería real, no sería exacto.
Si agrego que puedo sonreír sin nada más,
que puedo reír hasta llorar y llorar hasta reír solo por ti,
Entonces todavía no sería igual a cómo siento.
En lo abstracto y absurdo de la complejidad
de intentar decirte con palabras cómo me siento,
me doy cuenta, una vez más, que bien sabes cómo es quererte con el alma entera,
cada noche y cada día.
Musa
Pensando en mi regreso,
¿A quién le importará ver un ángel de la noche y un ángel del día?
Cuando con la nieve se esfume y se pierda,
cuando la musa se despierta y dicen que vuela.
Que es una mujer que camina, y que no basta
ser poeta de corazón para enamorarla.
Por si no la vuelvo a ver, dicen,
le diré ahora "te quiero tanto".
Una canción, o diez o millones le han escrito,
como yo, pensándote, ellos a ella.
Le han puesto nombres, como Romina y María,
como Julia y Magdalena.
Con brazos de sol la han confundido,
mientras aquí otro domingo sin sol
en la sombra del agua se refleja con fuerza.
Hay algo que te quiero decir, comienzan todos
con un miedo indescriptible, que amarte así es,
desesperante, que después de ti, se acaba mi mundo
y comienzan mis penas.
No hace falta que lo digas, que tú lo digas, pues tu "no"
me destrozaría.
No sé vivir sin ti, lloran muchos mientras en árboles,
hombres sin salida tallan en un árbol un simple "te extraño".
Yo nunca me iré de aquí, juró uno, pues pensándote,
amiga mía, he aprendido el color de la vida.
Aprendiz de tu luz, de tu risa soy
porque aquello que me diste, no ha dejado solo
un corazón partio, en pedazos.
Porque aprendí a transformarme, cuando nadie me ve,
cuando nadie se atreve a molestarme,
en un alma que va al aire para intentar alcanzarte.
Eres mía, aunque todos te deseen,
pues yo...qué no te daría yo? si cuando tu me miras
siempre es de noche, pero se hace el día.
Te pediría, si volvieras, que toques para mí,
esa música de tu voz...
Ella solitaria, como siempre lo fue, y yo sin ti.
Dime qué es lo que siente tu corazón,
tan misterioso, tan lleno de matiz.
¿A quién le importará ver un ángel de la noche y un ángel del día?
Cuando con la nieve se esfume y se pierda,
cuando la musa se despierta y dicen que vuela.
Que es una mujer que camina, y que no basta
ser poeta de corazón para enamorarla.
Por si no la vuelvo a ver, dicen,
le diré ahora "te quiero tanto".
Una canción, o diez o millones le han escrito,
como yo, pensándote, ellos a ella.
Le han puesto nombres, como Romina y María,
como Julia y Magdalena.
Con brazos de sol la han confundido,
mientras aquí otro domingo sin sol
en la sombra del agua se refleja con fuerza.
Hay algo que te quiero decir, comienzan todos
con un miedo indescriptible, que amarte así es,
desesperante, que después de ti, se acaba mi mundo
y comienzan mis penas.
No hace falta que lo digas, que tú lo digas, pues tu "no"
me destrozaría.
No sé vivir sin ti, lloran muchos mientras en árboles,
hombres sin salida tallan en un árbol un simple "te extraño".
Yo nunca me iré de aquí, juró uno, pues pensándote,
amiga mía, he aprendido el color de la vida.
Aprendiz de tu luz, de tu risa soy
porque aquello que me diste, no ha dejado solo
un corazón partio, en pedazos.
Porque aprendí a transformarme, cuando nadie me ve,
cuando nadie se atreve a molestarme,
en un alma que va al aire para intentar alcanzarte.
Eres mía, aunque todos te deseen,
pues yo...qué no te daría yo? si cuando tu me miras
siempre es de noche, pero se hace el día.
Te pediría, si volvieras, que toques para mí,
esa música de tu voz...
Ella solitaria, como siempre lo fue, y yo sin ti.
Dime qué es lo que siente tu corazón,
tan misterioso, tan lleno de matiz.
Desarreglo en mi
Te encontré sin decreto de urgencia,
Sin ley promulgada ni menester de interés.
La libertad me juraba ventura,
Y mis días atemporales me afirmaron tregua.
Ocasiones de temor y mimo
Me dieron aviso de ti.
Que quizá tú anhelabas también,
Aquella calma de mar y seguridad de amar.
No te creo en tu corteza de huraño,
Huyendo de la gente,
Vedar a confiar tus sonrisas
Temiendo salir herido.
Dime si serás tan injusto
Por lapso inconcreto,
Hasta que te canses de ti
Y de tu maraña de amor.
Tal vez cuando descubras al fin,
Que no soy una niña,
pues obro con reflexión y advertencia
cada día de esta inexorable y vida mía.
Me pregunto si ansías igual que yo
darme un momento, un “quizá”,
más allá de tu rencor…
Antes, recuerda que ella no soy yo.
Sin ley promulgada ni menester de interés.
La libertad me juraba ventura,
Y mis días atemporales me afirmaron tregua.
Ocasiones de temor y mimo
Me dieron aviso de ti.
Que quizá tú anhelabas también,
Aquella calma de mar y seguridad de amar.
No te creo en tu corteza de huraño,
Huyendo de la gente,
Vedar a confiar tus sonrisas
Temiendo salir herido.
Dime si serás tan injusto
Por lapso inconcreto,
Hasta que te canses de ti
Y de tu maraña de amor.
Tal vez cuando descubras al fin,
Que no soy una niña,
pues obro con reflexión y advertencia
cada día de esta inexorable y vida mía.
Me pregunto si ansías igual que yo
darme un momento, un “quizá”,
más allá de tu rencor…
Antes, recuerda que ella no soy yo.
Confusión
A veces, admito, que la miro con recelo,
A esa sombra, que intenta parecerse a ti,
Incluso robándote la voz y la sonrisa.
Se apiada de mi risa, entre divertida y confundida,
Y ahí, con esfuerzo me toma por completo,
Y me hace suya con el pasar del absurdo momento.
Entre noche y día, que el sol huye y la luna nace,
Aparece sin faltar a mi cita, con tu hermosa camisa,
Con tu pelo alborotado, y tus ganas cotidianas.
Lo confundo, a el por ti, sin darme cuenta
Que no es más que tu recuerdo.
Por que es casi exacto mientras no entre el tacto.
Porque también suspira y se ríe,
Pues porque huele a ti y a tus caprichos,
A tus bromas, a tus frases, a tu facilidad para dormirte
Acurrucado en mi cama, casi cada tarde.
Estás tan en mí, que te veo y te siento,
Porque ocupas todos mis momentos,
Porque comparto contigo mi vida,
Incluso cuando no estás aquí tomado de mi mano.
Será tal vez porque pudiste construir un castillo
Muy dentro mío...
Donde no llega nadie, donde tu sólo habitas.
En dónde sé, aunque no me lo digas,
Que guardas tesoros en esa guarida,
Sin pedirme permiso, porque es al fin y al cabo
Más tuya que mía.
Una mansión dentro de mi alma,
Que te ha costado unos cuantos besos,
Unas ilusiones, unas peleas,
Y miles de secretos...
Porque eres tú, ni tú sombra ni tu recuerdo,
El dueño de mis deseos.
A esa sombra, que intenta parecerse a ti,
Incluso robándote la voz y la sonrisa.
Se apiada de mi risa, entre divertida y confundida,
Y ahí, con esfuerzo me toma por completo,
Y me hace suya con el pasar del absurdo momento.
Entre noche y día, que el sol huye y la luna nace,
Aparece sin faltar a mi cita, con tu hermosa camisa,
Con tu pelo alborotado, y tus ganas cotidianas.
Lo confundo, a el por ti, sin darme cuenta
Que no es más que tu recuerdo.
Por que es casi exacto mientras no entre el tacto.
Porque también suspira y se ríe,
Pues porque huele a ti y a tus caprichos,
A tus bromas, a tus frases, a tu facilidad para dormirte
Acurrucado en mi cama, casi cada tarde.
Estás tan en mí, que te veo y te siento,
Porque ocupas todos mis momentos,
Porque comparto contigo mi vida,
Incluso cuando no estás aquí tomado de mi mano.
Será tal vez porque pudiste construir un castillo
Muy dentro mío...
Donde no llega nadie, donde tu sólo habitas.
En dónde sé, aunque no me lo digas,
Que guardas tesoros en esa guarida,
Sin pedirme permiso, porque es al fin y al cabo
Más tuya que mía.
Una mansión dentro de mi alma,
Que te ha costado unos cuantos besos,
Unas ilusiones, unas peleas,
Y miles de secretos...
Porque eres tú, ni tú sombra ni tu recuerdo,
El dueño de mis deseos.
Pues pensaba
Pensaba acostarme, con la absurda idea de encontrar allí algo más verdadero que el avaro intento de creer.
Una cama tan fría, tan vacía, con un sueño casi imposible de conciliar, para qué me pregunto, ¿para qué?
No es fácil, yo lo sé, dejarte ir y quedarme aquí a la espera de lo inevitablemente inesperado; la maldita soledad.
Mientras el tiempo pasa el reloj de arena se estanca en su pequeña y lustrada casita de madera diciéndome lentamente “Lo siento, se fue”.
Se ha ido o se irá. Muy bien sé qué es lo que vendrá.
Un mundo de preocupaciones, de miedos a lidiar, frente a unos días sin sol y noches sin estrellas que contar.
La escarcha será tan verdadera, que no dejará pasar la luz a través de la empedrada acera.
Me consuela que cada mañana yo vea desde mi ventana qué frío está el aire, sin ti amor, sin ti amiga…
Tendré antojos insaciables y sufriré el hastío de un presente poblado de auténticos fastidios.
Harán su presencia inagotable, cafés irremediables de aflicciones casi permanentes.
Algunos se deleitan con melodías, ritmos y armonías o bien caminan sin rumbo fijo cuando se manifiestan esas penas.
¿Qué hago yo, si todo me hace acordar a vos? Si salgo y sé que el invierno me tomaría por sorpresa y me dejaría a la deriva con un frío tan maligno.
Ni siquiera escribiría, pues ves como quedan esos textos llenos de gamas de cándidos colores, tan pobres, tan vagos…tan faltos de motivos.
Pues pensaba, creo que demasiado de más…
Una cama tan fría, tan vacía, con un sueño casi imposible de conciliar, para qué me pregunto, ¿para qué?
No es fácil, yo lo sé, dejarte ir y quedarme aquí a la espera de lo inevitablemente inesperado; la maldita soledad.
Mientras el tiempo pasa el reloj de arena se estanca en su pequeña y lustrada casita de madera diciéndome lentamente “Lo siento, se fue”.
Se ha ido o se irá. Muy bien sé qué es lo que vendrá.
Un mundo de preocupaciones, de miedos a lidiar, frente a unos días sin sol y noches sin estrellas que contar.
La escarcha será tan verdadera, que no dejará pasar la luz a través de la empedrada acera.
Me consuela que cada mañana yo vea desde mi ventana qué frío está el aire, sin ti amor, sin ti amiga…
Tendré antojos insaciables y sufriré el hastío de un presente poblado de auténticos fastidios.
Harán su presencia inagotable, cafés irremediables de aflicciones casi permanentes.
Algunos se deleitan con melodías, ritmos y armonías o bien caminan sin rumbo fijo cuando se manifiestan esas penas.
¿Qué hago yo, si todo me hace acordar a vos? Si salgo y sé que el invierno me tomaría por sorpresa y me dejaría a la deriva con un frío tan maligno.
Ni siquiera escribiría, pues ves como quedan esos textos llenos de gamas de cándidos colores, tan pobres, tan vagos…tan faltos de motivos.
Pues pensaba, creo que demasiado de más…
Una forma gris
Una foto gris, un recuerdo, un pasado, un camino.
Así crecí, cuestionándome las cosas a cada paso. Viendo a mi alrededor a través de miradas distintas, de sueños, de esperanzas.
Se me llenó la vida de sorpresas, de sustos, de miedos, de alegrías, y en eso me di cuenta que ya dejaba el jardín. Aprendía a leer, y me cuestionaba más. ¿Por qué me gustaban los acentos en las palabras? ¿Por qué me gustaba escucharme leer en voz alta? Será tal vez porque las veía hermosas, porque descubría que con ellas se plasmaban sentimientos, que la gente los dejaba escritos para que quedaran en el recuerdo de alguien que sin pensarlo abriendo un cajón abandonado los encontraba.
En mi camino me vi entrando a primer grado…guardapolvo blanco, trencitas y mochila nueva. Una experiencia distinta, algo iba a cambiar. Mucha interacción con otras personitas como yo, con tantas dudas y tanta vida como la mía. Ahora estaba en mí decir, ¿Querés ser mi amiga?
No lloraba para esa época, solamente cuando mamá me retaba o Luli me pegaba. La vida era fácil, lo único complicado era aprender las tablas.
Jugaba como los demás, ganaba en algunos juegos y perdía en otros. Bien recuerdo que siempre tenía una amiga que me ayudaba en los que más me costaban.
Un día al llegar a la cuenta, noté que ya había vivido una década y un poquito más. Y a medida de que el tiempo pasaba, mi vida y la de la gente que quería se complicaba un poquito más. Mis problemas eran como los de los chicos de mi edad. Tener un diario íntimo y buscar un lugar secreto para que nadie lo encontrara. Aunque yo, recuerdo muy bien, era la única que lo usaba como organizador para contarle cosas a mis amigas. Nunca los escondí de ellas, porque ellas sabían todo de mí.
Unos años después, se instaló en mi una tormenta…un huracán incesable de preguntas, de miedos, de tristeza, de sufrimiento. Lloraba más que nunca. No me quería ir. ¿Por qué tenía que irme? ¿Qué había hecho yo? ¿Acaso Dios me estás castigando? Preguntaba mientras abrazaba la almohada y me ahogaba para no ser escuchada.
Fue el verano más nostálgico que tuve. Paseaba por mi lugar mirando cada detalle, cada árbol, respirando cada centímetro de aire. Sentía que iba a perder todos mis sentidos, que jamás iba a volver a ver. Sentía que perdía identidad, que me sacaban eso que era tan mío, que tanto amaba, que tanto necesitaba…me sacaban mi sitio, mi gente, mi infancia, mi felicidad.
Sobreviví los primeros meses fuera. Llorar era rutina y no me hacía más que gastar kilómetros de papel higiénico, no me hacía sentir mejor, pero el acostumbramiento me hacía pensar que sí. Debía llorar y nadie podía impedírmelo. Era lo único que nadie me podía negar ni quitar, mi pena y mis lágrimas.
En ese corto lapso, me llegó algo inesperado: compañía a montones. Pasé momentos hermosos, con gente de otro lugar, pero tan como yo a la vez. Aprendí de ellos, y aprendí de mi. Yo atravesaba un cambio y gracias a él, dejaba la niñez atrás. Crecía cada día, me fortalecía y daba gracias por el cambio. Tenía de los dos lados, gente que me quería, de mi lugar de origen y de mi lugar actual. ¿Necesitaba algo más?
En cuanto me sentía habituada, y empezaba a comprender que mi ser se dividía en dos, mi vida dio un giro repentino y todo cambió.
Yo me había formado en gran medida, sabía bien lo que quería, sabía bien qué deseaba ser yo, y cómo quería que me viesen los demás. Yo era diferente, y ahí noté que mucha gente se me fue…y a la vez yo la dejé ir.
Volví a tener dudas. ¿Está bien que sea así? ¿Está bien ser firme y no cambiar la esencia de mi forma de ser?
La vida tardó un tiempo en darme la respuesta y entre eso me vi arrastrada por el sufrimiento una vez más. Quería volver a casa…lo gritaba con el corazón y nadie me escuchó.
Me parece que Dios se apiadó de mí…me dio otra oportunidad. Me encontré de pronto con personas increíbles, pocas pero hermosas. Descubrí que ser yo misma en un lugar que no era el mío era más difícil de lo que yo había podido imaginar. Me resistí a cambiar. No iba a fumar, no iba a dejar mi seriedad en temas serios, ni iba a dejar mi sonrisa cuando me saliera de dentro. No iba a dejar de decir “Yo amo mi lugar y la gente que tengo allá” y no me avergüenza decirlo.
Y ahí me vi, rodeada de unas personitas que se mantenían firmes junto a mi en esa pequeña distancia física de tan solo 27 kilómetros, y que tenía unos amigos nuevos en ese lugar llamado “segunda casa”.
Entre etapa y etapa siempre fui igual con respecto a las inquietudes, dudas y los “¿por qué?”. Solo cambiaron la intensidad, los humores.
Hoy me preguntó por qué esto fue así. Porque vos y yo no vimos cómo venían las cosas, porque no distinguimos lo bueno de lo malo, porque no vimos lo verdaderamente importante y por qué no separamos bien el tiempo.
Gracias a Dios no me faltó ningún “te quiero”, ningún “gracias” y ningún “perdón” para nadie. Lo pensé todo muy bien antes de alejarme en espacio un poco más.
Así crecí, cuestionándome las cosas a cada paso. Viendo a mi alrededor a través de miradas distintas, de sueños, de esperanzas.
Se me llenó la vida de sorpresas, de sustos, de miedos, de alegrías, y en eso me di cuenta que ya dejaba el jardín. Aprendía a leer, y me cuestionaba más. ¿Por qué me gustaban los acentos en las palabras? ¿Por qué me gustaba escucharme leer en voz alta? Será tal vez porque las veía hermosas, porque descubría que con ellas se plasmaban sentimientos, que la gente los dejaba escritos para que quedaran en el recuerdo de alguien que sin pensarlo abriendo un cajón abandonado los encontraba.
En mi camino me vi entrando a primer grado…guardapolvo blanco, trencitas y mochila nueva. Una experiencia distinta, algo iba a cambiar. Mucha interacción con otras personitas como yo, con tantas dudas y tanta vida como la mía. Ahora estaba en mí decir, ¿Querés ser mi amiga?
No lloraba para esa época, solamente cuando mamá me retaba o Luli me pegaba. La vida era fácil, lo único complicado era aprender las tablas.
Jugaba como los demás, ganaba en algunos juegos y perdía en otros. Bien recuerdo que siempre tenía una amiga que me ayudaba en los que más me costaban.
Un día al llegar a la cuenta, noté que ya había vivido una década y un poquito más. Y a medida de que el tiempo pasaba, mi vida y la de la gente que quería se complicaba un poquito más. Mis problemas eran como los de los chicos de mi edad. Tener un diario íntimo y buscar un lugar secreto para que nadie lo encontrara. Aunque yo, recuerdo muy bien, era la única que lo usaba como organizador para contarle cosas a mis amigas. Nunca los escondí de ellas, porque ellas sabían todo de mí.
Unos años después, se instaló en mi una tormenta…un huracán incesable de preguntas, de miedos, de tristeza, de sufrimiento. Lloraba más que nunca. No me quería ir. ¿Por qué tenía que irme? ¿Qué había hecho yo? ¿Acaso Dios me estás castigando? Preguntaba mientras abrazaba la almohada y me ahogaba para no ser escuchada.
Fue el verano más nostálgico que tuve. Paseaba por mi lugar mirando cada detalle, cada árbol, respirando cada centímetro de aire. Sentía que iba a perder todos mis sentidos, que jamás iba a volver a ver. Sentía que perdía identidad, que me sacaban eso que era tan mío, que tanto amaba, que tanto necesitaba…me sacaban mi sitio, mi gente, mi infancia, mi felicidad.
Sobreviví los primeros meses fuera. Llorar era rutina y no me hacía más que gastar kilómetros de papel higiénico, no me hacía sentir mejor, pero el acostumbramiento me hacía pensar que sí. Debía llorar y nadie podía impedírmelo. Era lo único que nadie me podía negar ni quitar, mi pena y mis lágrimas.
En ese corto lapso, me llegó algo inesperado: compañía a montones. Pasé momentos hermosos, con gente de otro lugar, pero tan como yo a la vez. Aprendí de ellos, y aprendí de mi. Yo atravesaba un cambio y gracias a él, dejaba la niñez atrás. Crecía cada día, me fortalecía y daba gracias por el cambio. Tenía de los dos lados, gente que me quería, de mi lugar de origen y de mi lugar actual. ¿Necesitaba algo más?
En cuanto me sentía habituada, y empezaba a comprender que mi ser se dividía en dos, mi vida dio un giro repentino y todo cambió.
Yo me había formado en gran medida, sabía bien lo que quería, sabía bien qué deseaba ser yo, y cómo quería que me viesen los demás. Yo era diferente, y ahí noté que mucha gente se me fue…y a la vez yo la dejé ir.
Volví a tener dudas. ¿Está bien que sea así? ¿Está bien ser firme y no cambiar la esencia de mi forma de ser?
La vida tardó un tiempo en darme la respuesta y entre eso me vi arrastrada por el sufrimiento una vez más. Quería volver a casa…lo gritaba con el corazón y nadie me escuchó.
Me parece que Dios se apiadó de mí…me dio otra oportunidad. Me encontré de pronto con personas increíbles, pocas pero hermosas. Descubrí que ser yo misma en un lugar que no era el mío era más difícil de lo que yo había podido imaginar. Me resistí a cambiar. No iba a fumar, no iba a dejar mi seriedad en temas serios, ni iba a dejar mi sonrisa cuando me saliera de dentro. No iba a dejar de decir “Yo amo mi lugar y la gente que tengo allá” y no me avergüenza decirlo.
Y ahí me vi, rodeada de unas personitas que se mantenían firmes junto a mi en esa pequeña distancia física de tan solo 27 kilómetros, y que tenía unos amigos nuevos en ese lugar llamado “segunda casa”.
Entre etapa y etapa siempre fui igual con respecto a las inquietudes, dudas y los “¿por qué?”. Solo cambiaron la intensidad, los humores.
Hoy me preguntó por qué esto fue así. Porque vos y yo no vimos cómo venían las cosas, porque no distinguimos lo bueno de lo malo, porque no vimos lo verdaderamente importante y por qué no separamos bien el tiempo.
Gracias a Dios no me faltó ningún “te quiero”, ningún “gracias” y ningún “perdón” para nadie. Lo pensé todo muy bien antes de alejarme en espacio un poco más.
Con tanto
Con un alboroto indescriptible me encuentro,
causado, ni más ni menos,
por la desesperación inútil de regresar.
Con mis ojos llenos de lágrimas por el viento,
sonriendole a la gente como si por primera vez
yo pudiera entender esas cosas sin sentido.
Con una voz casi muda que grita sin que la escuchen,
pido y rezo lo que nunca creí llegar a pedir.
Mientras, recorriendo este camino que desié sin querer,
perdí tal vez...vi cómo el mundo es lo que es.
Cómo soy y cómo siento, tras el transcurso del tiempo.
Un tiempo, tal vez solo recortes de momentos,
que me abrieron estos ojos redondos haciéndolos
brillar y emocionarse, llorar y cerrarse.
Con la nostalgia de una vida tan joven,
con los sueños de un alma tan manceba,
he aprendido lo que vale y lo que se tira.
Es tanto lo que he recibido, que no cabe en palabras,
que no puede contenerse simplemente en la banal experiencia,
de los hechos mundanos que frecuenté en un lapso tan menguado.
causado, ni más ni menos,
por la desesperación inútil de regresar.
Con mis ojos llenos de lágrimas por el viento,
sonriendole a la gente como si por primera vez
yo pudiera entender esas cosas sin sentido.
Con una voz casi muda que grita sin que la escuchen,
pido y rezo lo que nunca creí llegar a pedir.
Mientras, recorriendo este camino que desié sin querer,
perdí tal vez...vi cómo el mundo es lo que es.
Cómo soy y cómo siento, tras el transcurso del tiempo.
Un tiempo, tal vez solo recortes de momentos,
que me abrieron estos ojos redondos haciéndolos
brillar y emocionarse, llorar y cerrarse.
Con la nostalgia de una vida tan joven,
con los sueños de un alma tan manceba,
he aprendido lo que vale y lo que se tira.
Es tanto lo que he recibido, que no cabe en palabras,
que no puede contenerse simplemente en la banal experiencia,
de los hechos mundanos que frecuenté en un lapso tan menguado.
Un sentimiento de vacío añejo.
Te echo la culpa de mi cielo estrellado
Rebalsado de ilusiones y anhelos.
De cada lágrima y recelo.
De mi soledad y mi deseo.
De este sentimiento tan amado y detestado
Contaría los minutos en los que pudiera soportar
Ver las cosas en su lugar,
En donde nacen y en dónde acaban.
Que ese tic toc deje de sonar
Y yo pueda contar, como antes, los besos que te daba.
Te echo la culpa de todo lo que me pasa.
De cada sonrisa y cada suspiro,
De mi tacita vacía y mis manos tan sin sentido.
De esta espera hermosa y la prisa de quererte.
Te diría tan dulcemente todo lo que podría lograr
Con solo volver a verte.
Que te quedes para siempre,
Que me nombres como quieras,
Pero que jamás me dejes.
Rebalsado de ilusiones y anhelos.
De cada lágrima y recelo.
De mi soledad y mi deseo.
De este sentimiento tan amado y detestado
Contaría los minutos en los que pudiera soportar
Ver las cosas en su lugar,
En donde nacen y en dónde acaban.
Que ese tic toc deje de sonar
Y yo pueda contar, como antes, los besos que te daba.
Te echo la culpa de todo lo que me pasa.
De cada sonrisa y cada suspiro,
De mi tacita vacía y mis manos tan sin sentido.
De esta espera hermosa y la prisa de quererte.
Te diría tan dulcemente todo lo que podría lograr
Con solo volver a verte.
Que te quedes para siempre,
Que me nombres como quieras,
Pero que jamás me dejes.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)