Pues pensaba

Pensaba acostarme, con la absurda idea de encontrar allí algo más verdadero que el avaro intento de creer.

Una cama tan fría, tan vacía, con un sueño casi imposible de conciliar, para qué me pregunto, ¿para qué?

No es fácil, yo lo sé, dejarte ir y quedarme aquí a la espera de lo inevitablemente inesperado; la maldita soledad.

Mientras el tiempo pasa el reloj de arena se estanca en su pequeña y lustrada casita de madera diciéndome lentamente “Lo siento, se fue”.

Se ha ido o se irá. Muy bien sé qué es lo que vendrá.

Un mundo de preocupaciones, de miedos a lidiar, frente a unos días sin sol y noches sin estrellas que contar.

La escarcha será tan verdadera, que no dejará pasar la luz a través de la empedrada acera.

Me consuela que cada mañana yo vea desde mi ventana qué frío está el aire, sin ti amor, sin ti amiga…

Tendré antojos insaciables y sufriré el hastío de un presente poblado de auténticos fastidios.

Harán su presencia inagotable, cafés irremediables de aflicciones casi permanentes.

Algunos se deleitan con melodías, ritmos y armonías o bien caminan sin rumbo fijo cuando se manifiestan esas penas.

¿Qué hago yo, si todo me hace acordar a vos? Si salgo y sé que el invierno me tomaría por sorpresa y me dejaría a la deriva con un frío tan maligno.

Ni siquiera escribiría, pues ves como quedan esos textos llenos de gamas de cándidos colores, tan pobres, tan vagos…tan faltos de motivos.

Pues pensaba, creo que demasiado de más…

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