Con un alboroto indescriptible me encuentro,
causado, ni más ni menos,
por la desesperación inútil de regresar.
Con mis ojos llenos de lágrimas por el viento,
sonriendole a la gente como si por primera vez
yo pudiera entender esas cosas sin sentido.
Con una voz casi muda que grita sin que la escuchen,
pido y rezo lo que nunca creí llegar a pedir.
Mientras, recorriendo este camino que desié sin querer,
perdí tal vez...vi cómo el mundo es lo que es.
Cómo soy y cómo siento, tras el transcurso del tiempo.
Un tiempo, tal vez solo recortes de momentos,
que me abrieron estos ojos redondos haciéndolos
brillar y emocionarse, llorar y cerrarse.
Con la nostalgia de una vida tan joven,
con los sueños de un alma tan manceba,
he aprendido lo que vale y lo que se tira.
Es tanto lo que he recibido, que no cabe en palabras,
que no puede contenerse simplemente en la banal experiencia,
de los hechos mundanos que frecuenté en un lapso tan menguado.
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