Qué alboroto mentiroso, que manera aprisionada de sonreír mientras tú con tu presumida calaña haces jácara una vez al mes, cuando cae en mi ventana un nirvana absolutamente gris.
Que recoveco condenado, que sosiego nocivo provocas en cuestión de minutos, con tu fórmula tan excesiva y por sobre todo, insinuante. Apuesto que piensas que eres una especie de combatiente que tiene como afán conquistarlo todo.
Que alevosía vibrante, que controversia constante es hablarte y mirar tus rasgados ojos oscuros, mientras procuro no sonrojarme y espero que sueltes tu venenosa sonrisa.
Que versión infame, que abandono sincero siento, cuando te excusas y exiges más ventajas sin importar que yo, en el momento en que te vas, caigo en una inmensa ciénaga de soledad.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario