Sin caprichos

No es obstinación arbitraria lo que sucede conmigo.
No está inspirado por un antojo, por humor o por deleite.
Pese a que seas vos, el antojo mismo,
O provoques mi risa y mi ceño fruncido esporádicamente,
Entretanto tu voz osa en desvelarme y soñarte aquí conmigo.

Me aferro a la idea de ti, porque es la única que me deja intentar ser feliz.
No lo soy, no sé si lo podré ser, tampoco si querrás empecinarte conmigo.
No está prohibido que lo hagas, nadie te impide que me quieras.
Tal vez esté mal visto y te duela que te juzguen por eso.

No crees, yo lo sé, en que pueda deslumbrarte,
Dejarte totalmente confuso y admirado complaciéndote
y entenderte frente a frente con implacable cordura.
No crees en mí y me convierto en una mujer infausta.

Me pregunto con absoluta franqueza y gota de tormento,
Dónde se encuentra la justicia de Dios entre tú y yo.
Mi terquedad no se irá hasta que puedas hallarte como yo te veo;
Hasta que me des una certeza, que me asfixie o me redima.

No hay comentarios.: