Corazón de ascua es el mío,
que se vuelve incandescente con tus inventivas
pero no produce ninguna llama,
más se inquieta y resplandece
cuando sus latidos hilan una red de utopías.
Déjame dilapidar mi imaginación
Con tus espejismos y fantasmas,
mi única suerte de no poder verte
es tomarte como escolta
de mi desamparado sosiego.
Te advierto con tierna algarabía
que no seas tan melifluo conmigo,
solo me conduces bien despierto
a caer con ansia en todas tus artimañas.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario