Como un azor vuelo en círculos pensando en un anhelo, algo difícil de alcanzar.
Sin dejarme abatir por los constantes asechos del viento me mantengo en alto.
Sigo esperando tu llegada, con tus intrigantes razones, con tus tiernos ojos oscuros.
Sé que vales la pena y que te escondes no muy lejos esperando el momento correcto para comunicarme tu presagio.
En mi cigarro te refugias como niño calmo y me rozas los dedos cuando se dibuja el humo en mi pared vacía.
Eres vos quién está conmigo y se atreve a adornarme el aire.
Confundo tus ojos, en un bar, de vez en cuando, con otros que miran haciéndose los desentendidos, como lo harías tú.
Si pudiera, bien sabes, que ahora mismo me acurrucaría contigo.
Caigo en el error de quererte sin tenerte, de soñarte sin conocerte.
Pero bien sé que no es equivocación, simplemente, prepararme y esperarte.
¿Dónde estás? Dime que vendrás.
Un poco más tarde, un poco menos temprano.
Sólo demuéstrame que vendrás.
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