A veces abro ese cajoncito y veo cómo anda aquél reloj.
Y es increíble ver que nada queda escrito,
que este ir y venir, no es más que un pasado,
que tus miradas puede que no queden guardadas.
Y sin embargo quedarás cerca, tan cerca, casi perturbable.
Yo seguiré andando por estas calles día tras día,
dando los mismos pasitos que dimos juntos,
y ahí va a estar tu perfecta sonrisa para desafiar mi refugio.
Puede que muy pronto cuando yo llegue, vos ya te hayas ido,
dejando tu latido revoloteando a mi lado,
tus manos haciendo presencia siempre en mi cintura,
tu piel muy en mí jugando a corromper mi amparo.
A veces abro ese cajón y veo cómo es que funciona ese reloj.
Cierro los ojos e intento ver si es que de alguna manera te tiene dentro,
si es que en esa cajita cabes todo entero o al menos una partecita tuya,
para que sea mi consuelo cuando te hayas cansado de mi.
Qué hago con todo esto?
Ya no sé qué hacer con tanto enriedo,
con tus ojos que jamás me miraron con miedo,
con tus silencios que son tan perfectos,
con tu sonrisa siempre lista.
No encuentro forma de ordenar
esto que siento y todo lo que pienso,
lo que veo de tu forma de ser,
lo que escondés, lo que me das, lo que recibís de mí.
Y son ratitos o días enteros,
siempre está tu presencia,
vos y tus ocurrencias,
tus miradas sinceras.
Ya no sé qué hacer con tanto miedo,
con mis ojos que te buscan defectos,
con mis silencios que te analizan,
con mi sonrisa exagerada cuando te vas y volvés.
Y son ratitos o días enteros,
siempre está tu misterio,
vos y tu risa,
y nuestras miradas tan cómplices de no sé qué.
con tus ojos que jamás me miraron con miedo,
con tus silencios que son tan perfectos,
con tu sonrisa siempre lista.
No encuentro forma de ordenar
esto que siento y todo lo que pienso,
lo que veo de tu forma de ser,
lo que escondés, lo que me das, lo que recibís de mí.
Y son ratitos o días enteros,
siempre está tu presencia,
vos y tus ocurrencias,
tus miradas sinceras.
Ya no sé qué hacer con tanto miedo,
con mis ojos que te buscan defectos,
con mis silencios que te analizan,
con mi sonrisa exagerada cuando te vas y volvés.
Y son ratitos o días enteros,
siempre está tu misterio,
vos y tu risa,
y nuestras miradas tan cómplices de no sé qué.
Ahorrame la pena
Necesito asegurarme un lugarcito en este mundo.
Y si pudiera hacerme lugar en el tuyo pues qué alivio sentiría.
La verdad es que no tenerte me hace mal y no dejás que entre con vos en aquél lugar tan escondido.
Tenerte de a momentos implica tanta fragilidad.
La frágil soy yo que se deja caer en tu red de palabras.
Y vos decís tan poco, y es ese poco que me deja navegando en una nube.
Que tonta ilusa soy.
Vos qué cruel que te volvés.
Guardá algunos de tus ratitos y regálamelos aunque sea una vez, todos juntos.
Así estaríamos los dos riéndonos uno del otro,
pasaríamos el momento acurrucados en algún lugar bien lejano.
Necesito asegurarme un lugarcito en tus ojos para no tenerle más miedo a la soledad.
La verdad es que tenerte de a ratitos me hace peor que no tenerte.
Seguís sin dejarme entrar.
Dejame.
Ahorrame la pena.
Ahorrame la manía de pensarte.
O vení a buscarme para tenerme para siempre.
Y si pudiera hacerme lugar en el tuyo pues qué alivio sentiría.
La verdad es que no tenerte me hace mal y no dejás que entre con vos en aquél lugar tan escondido.
Tenerte de a momentos implica tanta fragilidad.
La frágil soy yo que se deja caer en tu red de palabras.
Y vos decís tan poco, y es ese poco que me deja navegando en una nube.
Que tonta ilusa soy.
Vos qué cruel que te volvés.
Guardá algunos de tus ratitos y regálamelos aunque sea una vez, todos juntos.
Así estaríamos los dos riéndonos uno del otro,
pasaríamos el momento acurrucados en algún lugar bien lejano.
Necesito asegurarme un lugarcito en tus ojos para no tenerle más miedo a la soledad.
La verdad es que tenerte de a ratitos me hace peor que no tenerte.
Seguís sin dejarme entrar.
Dejame.
Ahorrame la pena.
Ahorrame la manía de pensarte.
O vení a buscarme para tenerme para siempre.
Una de miles
No hay forma de encontrar recoveco en esta reacia ciudad.
No existe manera de que las ausencias sean menos frías.
Sucede tanto por dentro.
Por fuera todo parece ser tan impío.
Es el bramido constante que se aferra a mi cuerpo.
Ese sentimiento está cuando miro el cielo que queda enterrado hasta su cuello de recelo.
Es febril este estado que se vuelve falta de apatía.
Es eso lo que me deja fuera del compás de mi andar, del de los demás.
No se siente resistencia en el aire que me rodea.
No existe sumario que contenga el pretexto desvirtuado de miles que andan a mi lado.
Se entrelaza la aridez del desconocido con la piedad de un mal enemigo.
Sucede tanto por dentro que me encierro en un territorio vertiginoso y tan intenso.
Por fuera se recalcan demasiadas comparaciones oportunistas.
Y yo sigo sigo aquella crónica día tras día solamente para alcanzar ese pedestal.
No hay forma de ser cuentista en esta galopante ciudad.
No existe manera de que las ausencias sean menos frías.
Sucede tanto por dentro.
Por fuera todo parece ser tan impío.
Es el bramido constante que se aferra a mi cuerpo.
Ese sentimiento está cuando miro el cielo que queda enterrado hasta su cuello de recelo.
Es febril este estado que se vuelve falta de apatía.
Es eso lo que me deja fuera del compás de mi andar, del de los demás.
No se siente resistencia en el aire que me rodea.
No existe sumario que contenga el pretexto desvirtuado de miles que andan a mi lado.
Se entrelaza la aridez del desconocido con la piedad de un mal enemigo.
Sucede tanto por dentro que me encierro en un territorio vertiginoso y tan intenso.
Por fuera se recalcan demasiadas comparaciones oportunistas.
Y yo sigo sigo aquella crónica día tras día solamente para alcanzar ese pedestal.
No hay forma de ser cuentista en esta galopante ciudad.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)