Había que tener un sentido aparte para captar tu sonrisa;
Tener audacia para dejarse llevar por simples palabras desordenadas, despistadas, salidas todas de mi boca sin siquiera pensar.
No hay incluso hoy, manera de pensar nada que no te contenga.
Tener una pizca de tiranía para doblegar tus encantos, tus silencios, tu espacio a mi lado.
Yo dejaba de ser yo en mi forma altanera, despreocupada, porque tu sonrisa me engalanaba en una oscuridad incompleta, en ruidos molestos que viajaban entre nosotros y entre todos ellos.
Por dentro qué lejos que estaba de la soberbia hacia ti.
Como cada día, desde hace tantos que ni recordás, mi altanería realmente nunca existió.
Era timidez disfrazada en un ave de alto vuelo.
Es quererte simplemente por prestarte toda atención, por sonreír inconciente, por ver tu risa, pensarte hermoso tan solo por tu hoyuelo.
Había que manipular todo esto, de alguna forma, controlar la situación.
Y no hay sentidos, no existen fórmulas, no servirá de nada hacerme la despistada, jugar a que sos igual que los otros, a que pudiera perderte en cualquier multitud.

No hay, ni habrá caminos para dejar de imaginarte acá conmigo.

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